Mientras en Colombia la contienda presidencial está cada vez más reñida, con un empate técnico entre quienes lideran las encuestas, fuera del país las cosas se ven mucho menos agitadas, pues a ojos de los analistas externos ninguno de los aspirantes a suceder a Álvaro Uribe propone un cambio drástico en el manejo económico. Por el contrario, califican el relevo en la Casa de Nariño como una muestra de la vocación democrática del país.
A diferencia de los períodos electorales pasados, cuando se presentaba volatilidad en los precios de las acciones, 'sube y baja' en la cotización del dólar y desvalorizaciones de la deuda pública, esta vez los mercados financieros están tranquilos y parte de esa calma viene del exterior, pues justamente los principales promotores del nerviosismo son los analistas internacionales, que suelen recomendar sacar las inversiones de un país cuando algo no les gusta.
"Los dos candidatos que van en la punta van a mantener las políticas de seguridad y en el frente económico, sus planes de Gobierno están bien estructurados", sostiene desde Nueva York Carolina Sandy, analista del Credit Suisse, quien considera además que el reciente repunte del precio del dólar en Colombia, que algunos expertos locales han atribuido a la contienda electoral, no está relacionado con ese factor, sino con los temores derivados de la crisis de Grecia y los recientes escándalos de firmas como Goldman Sachs, que han afectado a todos los emergentes.
Si bien, en lo corrido del 2010, el peso sigue revaluado frente al dólar (4,53 por ciento), en el último mes la tasa de cambio ha subido 43,8 pesos, pues el 23 de marzo estaba en 1907 pesos y hoy va en 1950,89, situación en la que también estaría la influencia del Banco de la República que desde el 3 de marzo pasado está comprando 20 millones de dólares diarios.
Amigos del mercado
Para analistas como Alberto Bernal, de Bulltick Capital Markets, los mercados sí pueden estar sintiendo algo de ruido, derivado de los resultados de las encuestas, pues en su concepto el hecho de que Mockus gane terreno puede generar nerviosismo debido a que afuera no es muy conocido y no se sabe quién va a ser su ministro de Hacienda o de Defensa. "En el caso de Santos, es muy claro quienes van. De todas maneras, si gana cualquiera de los dos, el escenario sigue siendo bueno porque ambos son market friendly (aceptados por los mercados) y no tienen nada que ver con el chavismo", reitera Bernal.
David Duarte, analista de 4Cast Inc, también desde Nueva York, coincide en que ninguno de los candidatos genera nerviosismo, pues los inversionistas externos le temen a un cambio drástico en las reglas de juego y eso no se ve en el horizonte, además por el hecho de que las bancadas uribistas tienen la mayoría en el Congreso. "Colombia tiene que pasar la página del liderazgo personalista, del caudillismo que se ha visto tantas veces en América Latina. Las instituciones se fortalecieron con la negación del referendo reeleccionista y ya no se va a repetir la experiencia de Lula en Brasil, pues después de que él llegó al poder las instituciones de su país demostraron que no podía cambiar el modelo económico. Lo mismo pasa con Colombia", dice Duarte.
Precisamente el 2002 fue uno de los años en que más se movieron los mercados durante el proceso electoral, pero la volatilidad no estuvo relacionada con la elección de Álvaro Uribe, sino con la de Lula, pues los inversionistas temían que por su pasado sindicalista iba a cambiar de forma negativa a Brasil y el resultado fue totalmente contrario.
Tanto Duarte, como Walter Molano, de la estadounidense BCP Securities, piensan que aunque se cierra el ciclo de Uribe, en el exterior los inversionistas están entusiasmados con Colombia y eso no lo cambian las elecciones.
"De los más de 20 años que llevo en este negocio es la primera vez que veo tanto interés por Colombia. Cuando viajo a Asia me preguntan mucho por este mercado y su potencial en minería y energía es cada vez más atractivo", dice Molano, mientras Duarte agrega que la 'marca' Colombia cada vez está más fuerte y la prueba es que hoy no hay suficientes títulos de deuda colombianos en el exterior para llenar el apetito de los inversionistas.
La economía no es lo que más preocupa a electores
Una forma de evaluar el impacto económico de una votación consiste en medir si se cumple la teoría del ciclo político económico, que consiste en que, antes de las elecciones, el Gobierno aprueba medidas expansivas, que promueven la inversión y la creación de empleos para que, en el momento de acudir a las urnas, los votantes estén satisfechos y apoyen al partido en el poder.
Un estudio de Rafael España, director económico de Fenalco, asegura que esa situación no se presenta en Colombia, pues por un lado el gasto público no es flexible y depende más del desempeño de la economía, que de las cuestiones electorales.
Por el otro, y pese a que se cree que los electores colombianos tienen memoria corta, a la hora de votar por Presidente 'parecería que tienen en cuenta un horizonte de tiempo mayor', sostiene el estudio.
También agrega que en el país la gente no sólo vota influenciada por la situación de empleo, inflación o crecimiento, sino que también le preocupan variables difíciles de medir como la corrupción, la libertad de expresión, la violencia y la independencia de los poderes públicos.
"Además influyen otros factores extraeconómicos como la personalidad de los candidatos, su simpatía, la imagen que proyectan y la del partido o partidos que los apoyan; sus campañas publicitarias o la manera como reaccionan ante las cámaras de televisiónfrente a un pregunta capciosa", concluye el documento.