Eso señala el estudio 'El cambio climático no tienen fronteras', publicado este viernes en Lima por la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Bolivia, con una pérdida estimada del 7,5 por ciento del PIB, sería el país de la región más afectado por este problema, seguido por Ecuador (-6,2 por ciento), Colombia (-4,5 por ciento) y Perú (-4,4 por ciento).
Elaborado por la Comunidad Andina en colaboración con centros académicos y autoridades de los países de este bloque, el informe alertó que la transformación del clima hará que el número de personas con grandes dificultades para acceder a fuentes de agua limpia se incrementará en un 70 por ciento.
Así, alrededor de 40 millones de personas estarán en 2020 en situación de riesgo por falta de agua para consumo humano, una cifra que aumentará, 30 años después, a 50 millones, debido a la progresiva desaparición de los glaciares andinos, hecho que tendrá especial incidencia en las ciudades de Quito, Lima y La Paz.
La situación es incompatible con la sustentabilidad del planeta, lo que hace necesario definir un "nuevo modelo de desarrollo" que garantice el bienestar del ser humano y su relación con la naturaleza, puntualizó el Secretario General de la Comunidad Andina, Freddy Ehlers, durante la presentación del informe.
"El cambio climático ya está ocurriendo" y ya "estamos sufriendo las consecuencias" de un sistema basado en la emisión de gases contaminantes, alertó, por su lado, el coordinador del equipo de investigación andina, Carlos Amat.
"Hay un cambio climático, es innegable, y ha sido creado por la emisión de CO2 (dióxido de carbono), procedente de los países industrializados, pero somos los países andinos quienes vamos a pagar la factura más pronto y con más intensidad", destacó el científico.
En este sentido, Amat destacó que a este desafío hay que añadir "la brecha de la pobreza, que afecta a más del 50 por ciento de la población" y que la pone en una situación más difícil para afrontar la crisis.
"En el quinquenio 2002-2006 las inundaciones, sequías, deslizamientos, heladas, aludes y aluviones se han duplicado respecto al quinquenio 1987-1991, y no existe una sola provincia de los países de la CAN que no haya sido afectada una vez por un desastre hidrometeorológico desde 1970", afirmó Amat.
Para Amat son necesarios planes internacionales que incluyan "medidas sustantivas" para generar energía limpia a través de transferencia de tecnologías, conocimientos y capacidades, así como "aportes financieros en proporción a la magnitud de los problemas generados".
Así mismo, es necesario "incrementar las acciones concertadas de mitigación y adaptación a este fenómeno", como los compromisos de reducción de emisiones, así como el desarrollo de nuevos mecanismos e incentivos para conservar los bosques y la biodiversidad.