Las campañas internacionales contra el consumo de café y el aceite de palma, no son lo único que identifica a estos dos cultivos. En la década de los 50, veinte años después de haber llegado al país las primeras semillas de palma africana, el Gobierno decidió pararle bolas a lo que hoy es una de las actividades agropecuarias más importantes del sector, hasta el punto de que por su organización gremial y su impacto social lo ha convertido en el café de clima cálido. En su relativa corta existencia en Colombia como explotación agropecuaria comercial, la palma de aceite ha logrado estructurar una organización que le sigue los pasos al sector cafetero, no solamente por su visión empresarial sino por el aporte a la comunidad que vive en las zonas de producción. El presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Jens Mesa Dishington, asegura que este cultivo es para algunas regiones del país lo que el café es y ha sido para casi un millón de familias colombianas que viven de la producción del grano. Y es que entre la palma de aceite y el café no se pisan los terrenos. Los cinco departamentos donde más se produce palma en el país, Meta, Cesar, Santander, Magdalena y Nariño, no figuran entre los principales cultivadores nacionales de café, Risaralda, Caldas, Quindío, Antioquia y Tolima. Y aunque estas dos actividades agropecuarias son muy distintas, el desarrollo de la palma de aceite sigue cada vez más de cerca los pasos de la cultura cafetera colombiana. Su influencia sobre 63 municipios del país y 80.000 personas que viven del cultivo, es una de las cosechas que el sector palmero tiene para mostrar, a través de la Fedepalma, gremio que nació en 1962 y que agrupa a pequeños, medianos y grandes empresarios del campo. Como sucede con el café, donde la organización estructurada por la Federación, ha hecho que todos los productores del país tengan asegurada la comercialización de sus cosechas, los palmeros disponen de una estructura similar, en donde la planeación hace que cada cultivo tenga acceso al mercado, a precios preestablecidos a través de fórmulas que involucran diversas variables internas y externas que afectan positiva o negativamente el ingreso de los productores. Todo esto hace que el mayor parecido de los dos productos corresponda a aspectos como organización gremial, manejo y administración, proyección internacional, generación de empleo, protección del medio ambiente y desarrollo regional. Es evidente que el café le lleva décadas de ventaja a la palma de aceite. Mientras la Federación Nacional de Cafeteros fue creada hace 80 años, la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite tiene 45 años de vida. Los siete lustros de diferencia se notan en los logros alcanzados por los productores del grano. El café es el producto agropecuario colombiano de mayor reconocimiento en el mundo y se da el lujo de manejar el ícono publicitario alimenticio de más recordación por parte de los consumidores de Estados Unidos: Juan Valdez. Este cultivo sigue siendo el líder en generación de divisas del sector rural colombiano, es una de las actividades productivas más dinámicas en creación de empleos rurales, y su reconocimiento internacional ha hecho que a los colombianos se les identifique en el mundo como los cafeteros. Pero la palma de aceite le sigue los pasos al menos en los aspectos relacionados con su organización y la generación de la cultura palmera. En su relativa juventud, la palma de aceite ya tiene el primer título para Colombia: es el mayor productor de palma de aceite de América Latina y ocupa el quinto puesto en el mundo. Además, la palma es uno de los cultivos de mostrar por parte de Colombia. Cada unidad productiva es una empresa. También es el sector que mejores resultados ha dado en materia de producción asociativa. Como desde sus inicios lo hizo la Federación Nacional de Cafeteros, Fedepalma lleva tres décadas trabajando en la estructuración de un sector de alto impacto social, que mejore la calidad de vida a los trabajadores. Hoy, el salario mínimo que pagan los palmeras es superior al fijado por el Gobierno. PRIMER PRODUCTOR DE AMÉRICA LATINA hasta el punto de que por su organización gremial y su impacto social lo ha convertido en el café de clima cálido. En su relativa corta existencia en Colombia como explotación agropecuaria comercial, la palma de aceite ha logrado estructurar una organización que le sigue los pasos al sector cafetero, no solamente por su visión empresarial sino por el aporte a la comunidad que vive en las zonas de producción. El presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, Jens Mesa Dishington, asegura que este cultivo es para algunas regiones del país lo que el café es y ha sido para casi un millón de familias colombianas que viven de la producción del grano. Y es que entre la palma de aceite y el café no se pisan los terrenos. Los cinco departamentos donde más se produce palma en el país, Meta, Cesar, Santander, Magdalena y Nariño, no figuran entre los principales cultivadores nacionales de café, Risaralda, Caldas, Quindío, Antioquia y Tolima. Y aunque estas dos actividades agropecuarias son muy distintas, el desarrollo de la palma de aceite sigue cada vez más de cerca los pasos de la cultura cafetera colombiana. Su influencia sobre 63 municipios del país y 80.000 personas que viven del cultivo, es una de las cosechas que el sector palmero tiene para mostrar, a través de la Fedepalma, gremio que nació en 1962 y que agrupa a pequeños, medianos y grandes empresarios del campo. Como sucede con el café, donde la organización estructurada por la Federación, ha hecho que todos los productores del país tengan asegurada la comercialización de sus cosechas, los palmeros disponen de una estructura similar, en donde la planeación hace que cada cultivo tenga acceso al mercado, a precios preestablecidos a través de fórmulas que involucran diversas variables internas y externas que afectan positiva o negativamente el ingreso de los productores. Todo esto hace que el mayor parecido de los dos productos corresponda a aspectos como organización gremial, manejo y administración, proyección internacional, generación de empleo, protección del medio ambiente y desarrollo regional. Es evidente que el café le lleva décadas de ventaja a la palma de aceite. Mientras la Federación Nacional de Cafeteros fue creada hace 80 años, la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite tiene 45 años de vida. Los siete lustros de diferencia se notan en los logros alcanzados por los productores del grano. El café es el producto agropecuario colombiano de mayor reconocimiento en el mundo y se da el lujo de manejar el ícono publicitario alimenticio de más recordación por parte de los consumidores de Estados Unidos: Juan Valdez. Este cultivo sigue siendo el líder en generación de divisas del sector rur
Finanzas
17 oct 2007 - 5:00 a. m.
Palma africana se vuelve el café de clima caliente Con su organización gremial y el impacto social, la palma de aceite le sigue los pasos a la zona cafetera.
Palma africana se vuelve el café de clima caliente Con su organización gremial y el impacto social, la palma de aceite le sigue los pasos a la zona cafetera.
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