La historia de Betatonio en los 90 parecía la de una empresa palpitante. Llegó a tener 35 tiendas, la mayoría en la capital, aunque también abrió en Neiva y Chía, y alcanzó a generar más de 350 empleos directos. Pero infortunadamente, la película dio un giro con un triste final. Ahora, a la espera de mejores momentos, solo está abierta la tienda de la la Alhambra. Para los socios de Betatonio, recordar las causas del deterioro del que fuera un negocio prometedor parecen escenas de una película de horror. El proceso de cierre de las tiendas viene hace más de un año, aunque la empresa no se ha declarado en quiebra. Manuel Alzate, su fundador, prefirió terminar de manera progresiva la operación y honrar sus deudas. Paradójicamente, el arribo de Blockbuster, en lugar de golpear el negocio de alquiler de películas, lo movió. Cuando llegaron los extranjeros me decían que el negocio se iba a acabar, pero en lugar de eso se reactivó. Aprendimos de ellos y nos modernizamos, dice Alzate. Blockbuster llegó en 1995 y cambió el horizonte de un negocio donde Betatonio reinó durante 15 años. La compañía norteamericana introdujo un formato de tiendas de 500 metros cuadrados, con parqueaderos, grandes espacios de exhibición, una oferta amplia de títulos de actualidad y muchas copias. Además, ofrece comida en las tiendas para acompañar las películas, y revistas. Pero el competidor local se supo defender. Aceptó los desafíos que le planteaba el nuevo actor del mercado y se puso a competir en serio. Estructuró nuevos servicios como la entrega a domicilio, redujo sus precios, lanzó promociones y se preocupó por conocer mejor a sus clientes, vecinos de barrio, como si fuera el tendero de la esquina. VÍCTIMA DE LA FALSIFICACIÓN Pero el golpe de gracia provino de la piratería. Los DVD se compran hoy hasta en los buses, donde ofrecen tres por 10.000 pesos, incluso, de buena calidad. Hasta los tenderos de barrio se volvieron competidores, porque venden y alquilan películas a costos irrisorios. La piratería acabó con Betatonio, comenta Alzate. Además, muchos almacenes del comercio legal, incluidas las grandes superficies, venden películas originales, a precios económicos gracias a la baja del dólar. Hoy, en un semáforo de cualquier ciudad se ofrecen copias piratas por 5.000 pesos. De acuerdo con cifras de la industria y el video, en el 2006 se incautaron 6,5 millones de películas piratas y, hasta septiembre de este año, la cifra llegaba a los tres millones. Con la entrada en vigencia de la Ley 1032 del 2006 y las reformas al código penal, se aumentaron las penas de prisión de cuatro a ocho años y multas entre 26,66 y 1.000 salarios mínimos para quienes sean condenados por reproducir de manera ilegal obras de carácter literario, científico, artístico o cinematográfico, fonogramas, videogramas, entre otros. Se busca proteger los derechos de autor. Si bien han aumentado los esfuerzos para controlar la piratería, la realidad es contundente. Mientras en el mercado legal se venden cerca de 500.000 copias al año, en un operativo de las autoridades en un día se ha incautado el mismo número de videos. El drama de la película está en que la industria considera que 90 por ciento del mercado de alquiler de películas es ilegal, aunque empresas como Blockbuster ofrecen hoy precios inferiores a los 3.000 pesos por el alquiler de un título. De acuerdo con la International Intellectual Property Alliance, las industrias de software, películas, música y libros pierden al año 116,7 millones de dólares al año en el país. DURA COMPETENCIA El crecimiento de la TV por suscripción también tuvo su cuota. Hoy, el país tiene cerca de dos millones de hogares con televisión por cable, con una oferta de canales de cine 24 horas al día y con costos de alrededor de 50.000 pesos al mes. Pese a los esfuerzos, el epílogo de la historia para Betatonio es triste. Hoy, quedan tres locales en Bogotá, y en dos de ellos, no hay atención para alquiler de películas sino estantes con arrumes de títulos por lotes a donde llegan personas a comprar los saldos. Cinco películas en formato VHS pueden costar 10.000 pesos y un DVD 14.900 pesos. También se están vendiendo televisores, los DVD y VHS, así como los pocos muebles que quedan. A PURO PULSO En un local de la calle 34 con carrera 28 de Bogotá comenzó Betamax Club Tonio, en 1980. La idea surgió cuando Manuel Alzate recorría pueblos y ciudades vendiendo sandalias y ropa. Así lo reseña el libro A puro Pulso, del periodista Hollman Morales, que además cuenta que Alzate repartía su tiempo entre los estudios de administración de empresas, la venta de ropa y el naciente negocio de alquiler de videos. Los clientes se fueron acercando para rentar las películas de moda y comenzaron a llamar el negocio Betatonio, que al comienzo no le gustó a su creador. Con nostalgia, Manuel Antonio Alzate comenta que en adelante se dedicará a negocios de finca raíz y a asesorar a algunos amigos con sus experiencias empresariales.
Finanzas
21 nov 2007 - 5:00 a. m.
La piratería acabó con Betatonio
Fueron 27 años los que duró Betatonio ofreciendo a los bogotanos entretenimiento y diversión. Infortunadamente, los altos niveles de piratería en el país pusieron contra la pared a la que, hace unos años, fue la empresa de alquiler de videos más importante en Bogotá. también se sumaron factores como la TV por cable y la logística de sus tiendas frente a la de su gran competidor, Blockbuster, entre otros.
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