La novedad principal de la reforma dada a conocer por el Tesoro, por el regulador bursátil SEC y por la autoridad de regulación de los mercados de materias primas CFTC, se refiere a la obligación de que los productos derivados normalizados sean tratados por cámaras de compensación.
Los reguladores también quieren controlar a los especialistas de los productos derivados, especialmente imponiéndoles normas de fondos propios y obligándolos a rendir cuentas de su actividad.
El objetivo de estas medidas es brindar mayor transparencia a un mercado que no existía hace unos 20 años y que desde entonces creció de manera exponencial, casi sin límites, con el aval tácito del gobierno, ya fuera el del presidente Bill Clinton en los años 1990, o el de su sucesor, George Bush, y de la Reserva Federal bajo la dirección de Alan Greenspan.
Las autoridades quieren igualmente evitar que ese mercado suponga un riesgo para el conjunto del sistema financiero.
El derrumbe de la aseguradora AIG y del banco de negocios Lehman Brothers en el otoño (boreal) de 2008 demostró hasta que punto una exposición excesiva a los productos derivados, en este caso los CDS (credit default swaps), un tipo de seguro contra la depreciación de algunas obligaciones, podía ser peligrosa.
Al igual que los contratos adosados a activos inmobiliarios (en el origen de la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo), estos títulos, concebidos en un principio como un seguro para las empresas contra el riesgo de impagos, se convirtieron con el tiempo en productos especulativos.
Hasta tal punto que el presidente de la Fed, Ben Bernanke, pudo acusar a AIG de haberse comportado como un "fondo especulativo".
Los productos derivados objeto de la reforma son aquellos que se negocian entre dos intermediarios financieros directamente, lo que implica que ningún regulador está en medida de supervisarlos. La situación es distinta para la mayoría de otros productos financieros, como los contratos sobre materias primas, que se negocian sobre mercados organizados.
Las autoridades quieren favorecer una estandarización de estos productos financieros para facilitar sus intercambios y su control.
Si bien los CDS son el objetivo primero de la reforma, el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, no fue capaz de responder con precisión a un periodistas que le preguntó qué parte representaban en la masa de esos CDS los contratos "normalizados".