De esa manera, califican en un programa radial a lo que estamos viendo en estos días, y es que, sin lugar a dudas, la forma como se están moviendo las cosas es a veces alucinante. De una parte, ha quedado claro que en materia política el país estaba como una olla de presión por cuenta de la reelección.
Lo más esperanzador, quizás, de lo que está ocurriendo es que el país ha venido confirmando su vocación democrática. De otra, Uribe e, incluso, los uribistas más recalcitrantes aceptaron el fallo de la Corte y se mandó un mensaje al mundo, que se está leyendo de manera muy positiva y que abre opciones a Colombia, porque se nos ve como un país mucho más serio que la mayoría de los vecinos.
Como lo han dicho muchos, es muy satisfactorio que el país cuente con una baraja de candidatos de tan buen nivel, lo cual ratifica que Colombia lo que tiene son opciones y no necesita aferrarse a ningún caudillo. Unos pueden gustar más que otros, y en algunos de los planteamientos puede haber divergencias, pero todos son serios, son calificados y deben hacer sentir bien a los colombianos. De otro lado, lo corto de la campaña, el alud de situaciones complejas que difícilmente se alcanzan a digerir y la forma en que se ha venido desarrollando convierte la contienda en algo donde lo que se mueven son emociones antes que argumentos, y divergencias frente a temas muy gruesos antes que planteamientos sobre asuntos concretos.
Como se ha dicho de manera reiterada, lo que está sobre el tapete es el continuismo frente a un cambio en la forma de gobernar. Ya ha quedado claro que nadie cuestiona la necesidad de seguir adelante con el tema de la seguridad, o con el estímulo a la actividad privada, o en relación con la necesidad de continuar promoviendo la inversión. Lo que se percibe son diferencias de fondo entre 'la prioridad son los resultados' y 'la legalidad por encima de todo'. Eso es lo que parece mover el sentimiento de los colombianos y eso explica, en gran medida, lo que se viene observando.
A estas alturas se pueden elaborar muchas teorías sobre cada uno de los candidatos, pero lo que parece claro es que, de no suceder algo muy particular, la carrera ya se definió entre Juan Manuel Santos y Antanas Mockus. Uno puede hacer todo tipo de elucubraciones, pero a estas horas, sería verdaderamente sorprendente que éstos no fueran los que van a la segunda vuelta.
En la práctica, entonces, hay que concentrarse es en estos dos candidatos. Como se mencionaba, la gente está asociando cada unos de estos nombres a dos visiones amplias de la forma de gobernar, pero ya es hora de conocer sus propuestas de Gobierno frente a temas concretos e importantes para el discurrir de la nación, pues esto es lo que debe permitir que el país tome la mejor decisión y que esta no sea sólo por cuenta de darle demasiado peso a las emociones.