La cumbre del G20 coincide con la polémica que rodea la reforma del sistema de jubilaciones que impulsa Fernández y supone el traspaso al Estado de activos por unos 30.000 millones de dólares en manos de fondos de pensión privados, lo que ha agudizado el derrumbe de la bolsa de Buenos Aires.
Fernández, para quien Argentina va a poder sortear los coletazos de la crisis financiera mundial, reclamará que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y organismos multilaterales abran líneas de crédito que no estén condicionadas al cumplimiento de metas económicas, como es tradición, dijeron fuentes oficiales.
También defenderá la necesidad de que los países en desarrollo tengan mayor peso en el FMI, apuntaron.
Las fuentes señalaron que tales posiciones han sido consensuadas con Brasil, que actualmente está al frente de las conversaciones del G20 en temas financieros y es el principal socio comercial de Argentina.
El consenso entre argentinos y brasileños fue alcanzado en la reunión ministerial del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay con Venezuela en proceso de incorporación) celebrada la semana pasada en Brasilia, indicaron.
En las últimas semanas, el Gobierno de Fernández ha endurecido los controles aduaneros y del comercio exterior dentro de una política proteccionista que no comparte Brasil, uno de los países de la región que ha permitido una fuerte depreciación de su moneda al calor de la crisis financiera global.
Fernández dijo que será Estados Unidos y no Argentina el que "necesitará un Plan B", si no da resultados el programa ideado por el Gobierno de George W. Bush para poner freno a la crisis financiera.
"La economía argentina tiene la fuerte solidez que le dan cuentas muy ordenadas y una economía muy real. Nuestra gente no está endeudada financieramente. Tenemos unos de los porcentajes de endeudamiento más bajo", subrayó al hablar ante el Consejo de las Américas en septiembre pasado.
La mandataria argentina ha condenado en varias ocasiones las "recetas" neoliberales del FMI y considerado que "ese primer mundo" de los países desarrollados que fuera "pintado como meta, se derrumba ahora como una burbuja".
Los expertos coinciden en que en 2009 Argentina dejará atrás el ritmo de crecimiento del 8,5 por ciento anual de promedio que ha tenido desde hace cinco años, a raíz del impacto de la crisis financiera y debilidades económicas agudizadas por la caída de los precios internacionales de granos y alimentos.
Por lo menos 150.000 trabajadores argentinos, la mayoría del sector alimentario, automovilístico y de la construcción, han sido cesados, suspendidos u obligados a tomar vacaciones por adelantado.
Cristina Fernández y una numerosa comitiva asistirá a la cumbre del G20 cuando un juez de Nueva York mantiene un embargo a las inversiones de fondos de pensiones argentinos por 2.000 millones de dólares, a petición de acreedores de bonos soberanos en cese de pagos desde 2001 que no aceptaron la refinanciación de 2005.
Argentina, que hace dos años declaró la "independencia" del FMI al cancelar deudas con el organismo por unos 9.500 millones de dólares, debe afrontar el año próximo vencimientos de bonos por unos 20.000 millones de dólares y se calcula que hasta ahora está en condiciones de reunir la mitad de esa suma.