Después de casi cinco meses de buenos precios, la caficultura colombiana entró de nuevo en una etapa de preocupación, debido a la caída de las cotizaciones internacionales, el descenso del dólar y la incertidumbre sobre la producción en países como Brasil.
Este panorama tiene a los cafeteros y al Gobierno en alerta, y preocupados por la suerte que pueda correr el mercado en el segundo semestre.
Portafolio habló con el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, sobre la coyuntura del sector.
La producción sigue creciendo. ¿Eso obedece solo a la renovación o hay otros factores?
Indudablemente el principal factor es la renovación de 3.000 millones de árboles en cuatro años, pero hay otros elementos. Por ejemplo, el clima ha sido favorable y los aspectos ambientales.
¿Está garantizado el ingreso mínimo de 700.000 pesos la carga de grano seco de trilla?
Efectivamente. El programa de Protección al Ingreso Cafetero se reactivó y los productores están recibiendo mínimo 700.000 pesos por carga de grano. Eso se mantendrá, según lo ha manifestado el Gobierno.
¿Qué expectativas tiene sobre los precios internacionales?
Como una ruleta rusa o un juego de dados. Hay diferentes lecturas sobre el tema. Lo primero es que no hay certeza de los daños ocasionados por la sequía a la producción de Brasil. Algunos dicen que no fueron tan severos como se había calculado. Otros decían que eran 5 o 6 millones de sacos perdidos.
Pero por otro lado, los cafeteros de ese país sostienen que hay que esperar a la recolección y a la trilla de la cosecha. La realidad es que hay muchos elementos de volatilidad en el precio.
¿Y cuál ha sido el impacto de la roya en Centroamérica?
Las exportaciones indican que todo Centroamérica, incluso sumado México y Perú disminuyeron en 12 meses un 30 por ciento. Esto ayuda un poco a los precios.
En Colombia ha ocurrido, por fortuna, lo contrario. Incrementamos 30 por ciento la producción y llegaremos a una cosecha de 11,5 millones de sacos.
En realidad, frente a la baja de los precios la gran incertidumbre viene de Brasil. Eso tiene nerviosos a los compradores y a los especuladores en los mercados internacionales.
¿Tenemos razón para preocuparnos por el fenómeno del Niño en Colombia?
Debemos estar atentos. Hay que prepararnos para el cambio climático. Por ahora se dice que su intensidad será moderada. Si esto es así, no veremos afectaciones, sino que por el contrario puede generar un clima propicio para las floraciones y lo demás.
¿Qué hacer frente a la revaluación del peso, que hace bajar el precio interno?
Desde luego que el dólar barato no ayuda para nada, y eso se ha notado en el precio interno. Menos mal que está el salvavidas PIC. Pero un dólar en caída, en mi concepto, es el mismísimo demonio para la agricultura y para los exportadores. Estamos tranquilos porque el Ministro de Hacienda ha reconocido el problema y ha dicho que se van a tomar medidas para frenar la caída de la divisa. Yo espero que haya una reacción del dólar para que el sector exportador no pierda competitividad.
¿Cómo se está comportando el consumo interno y externo?
Las cifras indican que Colombia incrementó sus exportaciones 31 por ciento. Esto significa que todo el café que el país produce encuentra mercado. A nivel mundial tenemos un crecimiento anual sostenido del 7 por ciento en los cafés de alta calidad y Colombia está en ese mercado. La explosión de tiendas especializadas así lo demuestra. Pero tenemos mucha esperanza de nuevos consumidores exigentes en los Estados Unidos y estamos llegando a otras latitudes como Medio Oriente, Emiratos Árabes. Esos mercados compensan el esfuerzo que hace el productor colombiano para ofrecer este tipo de café de alta calidad.
El consumo interno también ha mejorado, con la campaña ‘Toma Café’ el país por fin ha comenzado a tomar más y mejor café.
¿Qué opina de la llegada de marcas internacionales de café a Colombia a competir con Juan Valdez y otras de origen local?
La llegada de nuevos jugadores al país nos favorece a los productores. Esto anima el mercado y desarrolla mejores consumidores. Este es un desafío para la competencia. Al final de todo esto se promueve la producción de cafés especiales y de alta calidad.
¿La Federación está importando fertilizantes e insumos?
Nosotros tenemos una línea de crédito para las cooperativas de caficultores, precisamente para la compra de agroinsumos. Estos son préstamos a tasas muy bajas. Por otra parte los almacenes de Provisión Agrícola, mueven alrededor de 200.000 millones de pesos al año a unos precios competitivos y sirven de reguladores del mercado.
Además, nos hemos reunido con los grandes jugadores de agroquímicos para eliminar eslabones en la cadena, a fin de bajar los precios y lograr mejor capacidad de negociación.
Otro ejemplo concreto es montar centrales de mezclas de fertilizantes. Ya se presentó un proyecto en el Quindío. Estamos tramitando los permisos ante el ICA.
¿Cómo va la misión cafetera?
En estos días tuvimos una reunión y tenemos mucha esperanza en que esto nos pueda generar ideas que nos permita aumentar la sostenibilidad y la competitividad del sector.
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