Tristemente, ese conveniente limbo multilateral condujo a las negociaciones bilaterales. En ellas y en un tema sustantivo como es el de la inversión, se renuncia a cualquier forma de control de capitales y por lo tanto, se promueve no regular, se da en la práctica seguridad jurídica infinita a los grandes inversionistas y los mecanismos de solución de diferencias se administran por instituciones multilaterales, donde expertos de la meritocracia internacional son los que resuelven los conflictos y no los Tribunales Supranacionales Interestatales, democráticamente constituidos en el momento en que se renuncia a las soberanías nacionales. La falacia se encuentra en la promoción del ingreso a los países de cualquier tipo de inversión, incluida la de los especuladores de la peor calaña. Aún recuerdo expresiones de hace pocos días de nuestro gobernante invitando a los inversionistas de Wall Street a traer sus dineros a Colombia, donde la seguridad sí existía. Me imagino que se refería a los bancos y a los captadores de dinero ilegales que generaban extraordinarias utilidades. Basta ver cómo ese culto a la protección de las inversiones, la falta de regulación y el temor o el interés de no intervenir en el momento adecuado, provocó la debacle financiera en el contexto global y ¿por qué no decirlo? en el nacional. Son pirámides que se derrumban por doquier en lo externo y en lo interno, y en su momento, la cultura de solo mercado y nada de Estado, que promovió la corrupción y las prácticas mafiosas. La protección a la inversión extranjera directa a ultranza o a aquellos que captan dinero, deberá ser valorada en sus consecuencias y sus conveniencias. Para Colombia, como para todos los países que han adoptado el camino de los Tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos, las preguntas son claras y las decisiones de política profundas. ¿Se deben denunciar los acuerdos hasta ahora suscritos? ¿Se deberían mantener los firmados y no avanzar más en ese camino? ¿Se debe sostener la posibilidad de ejercer el control de capitales, fortalecer la regulación y la capacidad de intervención? Si las respuestas son positivas, será necesario proponer y desarrollar una nueva política económica, por ejemplo basada en la promoción de la cultura del ahorro interno, antes que en la de la atracción a cualquier costo de cualquier tipo de inversión extranjera o nacional. Regulación e independencia son fórmulas mágicas para recuperar la confianza. Los Tratados de Protección de Inversiones limitan esa posibilidad. germanumana201@hotmail.com '' Para Colombia, como para todos los países que han adoptado el camino de los TLC con Estados Unidos, las preguntas son claras y las decisiones de política profundas.WILABR
Finanzas
27 nov 2008 - 5:00 a. m.
La protección a la inversión
¿Qué pasa en el contexto global en lo que refiere a las formas de inversión? ¿Es correcto que la seguridad jurídica de los inversionistas se encuentre por encima de los intereses de las sociedades en su conjunto? Cada vez se profundiza más en la protección. Mientras que en lo multilateral los avances son relativamente menores y se derrotó la propuesta de los países desarrollados, cuando a espaldas de la OMC y en el marco de la Ocde, trataron de imponer Acuerdos Multilaterales de Inversiones -AMI-, gracias a la diligencia y la oposición de los países en desarrollo como India, China, Brasil y hasta del Consejo Ecuménico de las Iglesias.
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