Esa posición de la dirección marca un desacuerdo profundo con el presidente de GM, Rick Wagoner, quien defendió arduamente esta semana, durante las audiencias de los responsables del sector ante el Congreso, que declararse en quiebra no era una opción viable para su empresa.
El jefe de GM -junto a sus homólogos de Ford y Chrysler- busca obtener una concesión de 25.000 millones de dólares en ayuda pública al sector automotor, apoyo financiero que les permitiría, según ellos, superar la crisis de liquidez que les amenaza en breve plazo, y a GM en primer lugar.
Según el periódico, el consejo de administración de GM, que apoyó sin dudar a Wagoner en los últimos meses, reconoce que obtener el desbloqueo de fondos suplementarios "es una prioridad de primer orden". Pero los directivos no desean descartar la posibilidad de recurrir a un llamamiento a la quiebra.
La declaración de quiebra, conocida en la legislación norteamericana como Capítulo 11, permite a una empresa reestructurarse bajo la supervisión de un juez. Esto se traduce generalmente en concesiones salariales y en pérdidas para los accionistas y acreedores, pero no necesariamente en la liquidación de la compañía.
Una medida como estas, dice Ricardo Ávila, director de PORTAFOLIO, "le permite a una compañía tomar decisiones mucho más audaces". Y agrega: Incluso, "la empresa de autopartes más grande del mundo se encuentra en capítulo 11 desde hace casi una década y sigue operando con normalidad".
Reaccionando a esta información, General Motor le dijo a'The Wall Street Journal' que el consejo de administración había efectivamente abordado el tema de la quiebra pero que no lo consideraba como "una solución viable que responda a los problemas de liquidez del grupo".
La dirección estudia todos los medios en su poder para evitar un llamamiento a la quiebra, señaló GM al Wall Street Journal.
Daimler recortará la semana laboralLa automotriz anunció que discutirá una reducción de las horas de trabajo en Alemania; la medida afectaría a 47,000 empleados de cuatro plantas de ensamblaje de Mercedes-Benz.
La automotriz Daimler anunció el jueves que hablará con sus sindicatos para una potencial reducción de las horas de trabajo en cuatro plantas de ensamblaje de Mercedes-Benz en Alemania, entre enero y fines de abril.
Si esta medida fuera implementada, 47,000 empleados o más de sus fábricas de Sindelfingen, Berlín, Bremen y Duesseldorf podrían recortar sus semanas laborales, aunque el Gobierno alemán compensaría las reducciones salariales.
Las fábricas construyen todo tipo de autos Mercedes-Benz, excepto la familia de compactos A-Class y B-Class, así como el R-Class, que es más grande, y sus vehículos deportivos utilitarios, como el GL-Class y el M-Class. Los últimos tres son fabricados en Estados Unidos.
La planta de Berlín de Daimler es una fábrica de partes que produce motores y otros componentes, mientras que la de Duesseldorf fabrica la van Mercedes-Benz Sprinter.