Un hallazgo que desnuda la poca claridad sobre las implicaciones y las estrategias para abordar este tratado es la escasa proporción de productores agropecuarios que posee información cierta sobre cuáles son los productos con mejores perspectivas para competir en ese nuevo escenario comercial, que no siempre son los tradicionales y que van a exigir una visión renovada del sector. En un entorno internacional donde el cambio tecnológico ha sido factor clave de la competitividad, la situación interna se complica con el poco gasto en investigación y asistencia técnica en las unidades productivas. Con tan insuficientes desarrollos tecnológicos y empresariales, sorprende encontrar que el costo de los insumos y la calidad genética sean los únicos señalados como principales obstáculos a salvar para elevar la competitividad dentro de las fincas. Fuera de las fincas, los productores creen que los factores determinantes para competir en el TLC son la tasa de cambio, las carreteras y el transporte. Los costos de transporte son altos en muchos casos, por la falta de infraestructura adecuada. Hay vías en mal estado y falta desarrollar o ampliar un sistema de comunicaciones que conecte las zonas de producción con los mercados internos y los puertos marítimos. Pero también incide el enfoque restringido de muchos proyectos que no evalúan lo suficiente la distancia a los mercados y que no prevén la adquisición de materias primas para transformar en la misma zona y así economizar costos innecesarios. Para los productores, siguen en orden de importancia como factores extraprediales el almacenamiento y el procesamiento, que son igualmente decisivos para la generación de valor agregado. Estos dos elementos, que también dependen del manejo dado a los productos al interior de las mismas fincas, son fundamentales si se tiene en cuenta la mayor importancia que han adquirido los productos transformados en el mercado internacional. Ambos factores, el cambio tecnológico y la infraestructura, son complementarios como igual lo es la responsabilidad del sector privado y el Estado para alcanzar la competitividad. Lo cual significa que la reconversión no es sólo atinente a los productores agropecuarios, sino que también exige una intervención selectiva del Estado en cuanto al rediseño de políticas e instrumentos, un enfoque renovado de apoyos que privilegie e impulse cambios estructurales y de beneficio general, y una asignación eficiente y equitativa de recursos orientada a los sectores más críticos y vulnerables y a consolidar aquellos con mayores posibilidades de competir. * Investigador, Cega Especial para PORTAFOLIO"Sorprende encontrar que el costo de los insumos y la calidad genética sean los únicos señalados como principales obstáculos a salvar, para elevar la competitividad dentro de las fincas.
Finanzas
10 may 2006 - 5:00 a. m.
La reconversión es privada y pública
En el último año y antes del acuerdo del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, la Encuesta de Opinión Empresarial Agropecuaria consultó a los productores acerca de aspectos cruciales de cara a este Tratado. Los resultados de esas indagaciones cobran ahora especial importancia por su significado.
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