El 85 por ciento de los departamentos colombianos depende de las transferencias nacionales para subsistir, y estos recursos no les alcanzan para financiar los llamados gastos de capital (inversión real en obras), por lo que están acudiendo a más deuda, comprometiendo las regalías y usando las vigencias futuras, es decir, empeñando los presupuestos de futuras administraciones.
Las regiones quedan endeudadas y los resultados de los proyectos de inversión aún no se ven, porque los mandatarios actuales se tomaron el primer año de su administración para elaborar el Plan de Desarrollo y buscar cómo financiarlo.
En consecuencia, si en el 2008 la deuda territorial alcanzaba los 1,9 billones de pesos, a septiembre del año pasado ya había subido a 2,7 billones.
Por una situación similar pasan las vigencias futuras, que de 7 billones de pesos en el 2011 subieron a 7,8 billones, el año pasado, con compromisos presupuestales hasta el 2030.
Por el lado de las regalías, como tienen un presupuesto bienal, ya se están empezando a comprometer recursos que ni siquiera existen.
Entre tanto, la ejecución va más lenta de lo requerido. Ese accionar, según el estudio ‘Financiando el gasto de capital en las regiones colombianas’, que acaba de concluir la calificadora Fitch Ratings, aumenta el riesgo para las finanzas públicas.
Más aún, porque el incremento del endeudamiento se hace para financiar sectores como educación y salud, que no son los que generan más competitividad regional, razón por la cual este indicador sigue siendo bajo en comparación con otros países.
El llamado de Fitch es a que las regiones acudan a las nuevas herramientas de financiación como los contratos plan (el Gobierno Nacional pone y el local también) y las Alianzas Público-Privadas para financiar su desarrollo, en vez de incrementar la deuda.