En efecto, en unos pocos días el dólar tuvo un incremento del 21 por ciento en su precio, entre un mínimo de 1.633 y un máximo de 1.980 pesos, para después volver a caer 250 pesos, dejando perplejos a todos los analistas. Una de las explicaciones que se han aducido para este errático comportamiento es el impacto de los acontecimientos políticos, que cambian el escenario político del país a una velocidad aún mayor, sobre las expectativas de los agentes del mercado. Así, por ejemplo, se dice que la inmensa alegría que produjo en Colombia y en todo el mundo, la exitosa operación que permitió que 15 secuestrados por las Farc recuperaran la libertad después de años de infame cautiverio, tuvo una repercusión económica preocupante para los exportadores y productores nacionales, porque indujo una caída del precio del dólar por las expectativas de que con el debilitamiento de las Farc, iba a llegar más inversión extranjera. De manera similar, el brinco de 110 pesos hacia arriba que llegó a tener la tasa de cambio el viernes de la semana anterior, se atribuyó a la confusión y el temor que produjo entre los inversionistas la inestabilidad institucional, creada por el anuncio del presidente Uribe de desconocer los fallos de la Corte Suprema de Justicia y tratar de deslegitimarlos en las urnas aprovechando su gran favorabilidad en las encuestas, lo que significaba un intento de reemplazar la democracia con el populismo. Si bien existen estrechos vasos comunicantes entre la política y la economía, hay que tener cuidado en no sobreestimar las repercusiones de noticias extraordinarias sobre el comportamiento de los mercados, especialmente en un país como Colombia donde ese tipo de noticias son casi cotidianas y pasamos de una sorpresa a otra nueva, sin haber siquiera asimilado la anterior. De otra parte, hay que recordar que la subida del precio del dólar de la semana pasada se había iniciado antes del anuncio desestabilizador del Presidente, y la caída del precio de esta semana también empezó días antes de conocerse la liberación de los secuestrados. Esto significa, que hay que buscar en otra parte las explicaciones de la montaña rusa del dólar, y estas son los anuncios de política monetaria y fiscal a las que los mercados prestan gran atención. En concreto, el solo anuncio del Gobierno de hacer un recorte del gasto público de 1,5 billones de pesos en este año, y la decisión del Banco de la República de aumentar sus compras de divisas hasta 4.000 millones de dólares y subir los encajes bancarios para compensar la consecuente expansión monetaria, fueron sin duda, los factores que impulsaron la subida de la tasa de cambio. Luego, el temor de una nueva alza de las tasas de interés ante la aceleración de la inflación, que ya superó el 7 por ciento anual, combinado con la subida de las tasas en Europa, contribuyeron al debilitamiento del dólar. Un argumento, que sí se debe desvirtuar, es el de atribuir la revaluación a la mayor inversión extranjera que llega por el aumento de la confianza en el país. Es una explicación válida para el corto plazo, pero si los mercados fueran racionales anticiparían que esa inversión no es gratis, y que los ingresos del presente generarán flujos de salida en el futuro por las remesas de dividendos al exterior. El año pasado estos giros fueron de 6.500 millones de dólares, una suma superior a los que entró de inversión extranjera en el 2006, y este año posiblemente alcanzarán los 9.000 millones de dólares. La confianza de los inversionistas no significa que nos van a hacer regalos, sino que esperan obtener buenas utilidades y sacar más dólares que los que trajeron, lo cual tarde o temprano impulsará la devaluación. '' La confianza de los inversionistas no significa que nos van a hacer regalos, sino que esperan obtener buenas utilidades y sacar más dólares que los que trajeron.WILABR
Finanzas
08 jul 2008 - 5:00 a. m.
De rescates, referendos y revaluación
El comportamiento del precio del dólar en las últimas semanas ya no tiene las fluctuaciones propias de un mercado ordinario de oferta y demanda, sino que se parece más a una montaña rusa con descolgadas enormes y repentinas, seguidas por subidas de similar tamaño y velocidad.
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