Una de las invenciones más importantes de la humanidad en el mundo económico es la creación de nuevas empresas o firmas, que permiten a todas las familias o personas naturales de una sociedad tener acceso a los bienes o servicios que produzca la firma.
Esta invención ha sido posible por una figura financiera legalizada por el Parlamento Británico en 1855, consistente en que la responsabidad de los dueños de una empresa se limita al patrimonio aportado por los accionistas en el caso de quiebra o liquidación (las empresas nacen y desaparecen en el tiempo).
Gracias a la existencia de las firmas se pueden lograr economías de escala en la sociedad, lo que no era posible con la producción artesanal o la producción de las familias en la Edad Media. Esto restringió la responsabilidad financiera de la empresa, pero no la responsabilidad social de la misma.
Desde el punto de vista financiero, la existencia de las firmas les ha permitido a las familias,que ahorran y pueden invertir en acciones de empresas, dispersar sus riesgos al colocar recursos pequeños en compañías grandes, medianas o pequeñas ubicadas en su propio territorio o en cualquier parte del mundo. Esta función económica de las empresas no debe olvidarse al hablar de su dimensión social.
La concepción sobre la responsabilidad de las empresas en una comunidad ha venido cambiando en el tiempo y particularmente en los últimos años, sobre todo con la urgencia manifiesta de detener el deterioro ambiental, al cual las asociaciones pueden contribuir positiva o negativamente.
La discusión sobre la responsabilidad de la empresa se inicia cuando éstas dejan de ser administradas por sus dueños (se consolida el divorcio entre los administradores y los accionistas) y adquieren también un papel relevante los otros agentes que tienen presencia en la compañía como los trabajadores, los proveedores y, principalmente, los consumidores de los bienes o servicios que entrega la empresa al mercado.
Más recientemente, la crisis de confianza en las administraciones que se presentó a nivel internacional con Emron, Parmalat y otros casos, a comienzos de esta década, hizo plantear algunos cambios en el gobierno corporativo de las empresas, dándole relevancia al papel de los pequeños accionistas y a los miembros independientes de las juntas directivas, así como la conformación del Comité de Auditoria que busca propiciar mayor transparencia sobre la información y control de las empresas.
Todo este proceso ha indicado que la primera responsabilidad social de cualquier empresa consiste en garantizar su sostenibilidad con transparencia frente a los propios agentes directos que participan en la administración y buena marcha de la empresa.
Pero el concepto de responsabilidad social empresarial se había iniciado cuando las empresas empezaron a publicar el denominado 'balance social' en el cual se promovía la cuantificación separada en los estados financieros tradicionales, de los pagos realizados por la empresa durante el ejercicio en salarios y prestaciones sociales, impuestos de distinta naturaleza, donaciones realizadas por la empresa en beneficio de la comunidad y rubros de gastos de este orden.
Pero las exigencias impuestas por el cambio climático y por la necesidad de una vinculación más orgánica entre las empresas y las comunidades en las cuales están asentadas sus plantas más próximas, en el caso de empresas industriales, comerciales, financieras y mineras, entre otras, ha conducido a redimensionar la concepción del papel más amplio que las empresas pueden cumplir en una comunidad, en una región y en un país.
Los buenos administradores de las empresas consideran hoy que su responsabilidad no está sólo en atender sus compromisos con los accionistas, con los trabajadores, con los clientes de sus productos, con sus proveedores, sino también con la comunidad más cercana, en la medida en que existe una interacción tal, que a la vez, la empresa sirve a la sociedad y que ésta sirve a la empresa.
Es una nueva manera de concebir a la empresa como parte muy importante de lo que hoy se llama sociedad civil y es una nueva visión también para relacionarse con el Estado.
La magnitud y generalización de la crisis económica que se ha venido viviendo en el mundo recientemente, y de la cual no ha estado exenta Colombia, como es cada vez más visible, le da mayor peso a la pregunta de si la responsabilidad social de las empresas tiene algún cariz especial en un momento de crisis.
Para intentar responder esta pregunta, es importante mencionar que algunos administradores enfrentan las crisis tratando de prevenir las consecuencias de corto plazo y sin medir de manera ponderada los efectos más duraderos.
Mejor tecnología
En este contexto, es bastante frecuente que la primera idea que viene a la mente para enfrentar una crisis es el recorte laboral en todas las áreas de las empresas, lo que en la terminología de los expertos se ha dado en llamar el downsizing.
Hay empresas que incluso recortan funcionarios de alta experiencia y que pertenecen a las áreas más críticas como el diseño de productos por ejemplo. Otra manera de hacerle frente es recargar la caja en los proveedores de la empresa.
Esta manera de enfrentar la crisis es diferente a la necesidad imperiosa que tienen las empresas de mejorar su tecnología para hacer frente a los requerimientos de la competitividad internacional y que impulsó ajustes significativos en la crisis colombiana de 1997 en adelante.
Todo lo anterior conduce a la reflexión de que en una época de crisis, los administradores de las empresas tienen una enorme responsabilidad en la propia sostenibilidad de la compañía y que ésta no es equivalente necesariamente a afectar de manera precipitada otras partes débiles de la cadena económica en la cual está inmersa la empresa.
El resultado de la última encuesta social de Fedesarrollo, en el sentido de que una parte importante de los asalariados del sector privado no están recibiendo los beneficios que prevee el código laboral, es alarmante en el contexto de esta discusión.
Sin embargo, se conocen casos interesantes en los cuales los trabajadores ceden parte de sus derechos para asegurar la sostenibilidad de las empresas y algunas empresas garantizan contratos de estabilidad por un periodo determinado.
Es preciso tener una mente abierta y clara frente a la responsabilidad de las empresas en asegurar su sostenibilidad sin afectar innecesariamente la sostenibilidad del conjunto.
Por esta razón, las reestrucciones que las empresas realicen en un entorno de crisis deben obedecer a una evaluación cuidadosa de las opciones disponibles, al acometimiento de acciones innovadoras y deben tener muy presente la sostenibilidad de la empresa y su función social.
Finanzas
28 may 2009 - 5:00 a. m.
La responsabilidad se renueva (opinión)
La responsabilidad se renueva (opinión)
POR:
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
Destacados
Más Portales