El mundo empresarial vive actualmente la era de la responsabilidad social. Pero, ¿cuál será el rumbo de esta nueva variable de la producción a mediados del presente siglo?
Portafolio habló sobre el tema con un experto.
Se trata Francisco Mejía, director de Extensión de la Universidad del Rosario, quien afirma que las iniciativas sociales en Colombia necesitan pasar del asistencialismo a la transformación social en el tiempo. Considera que con el paso de los años la responsabilidad social será una materia prima constante de las empresas.
La siguiente es su visión de largo plazo de la responsabilidad social en el país y el papel que el sector privado debe jugar en esa materia.
¿Cómo ve en este momento la responsabilidad social?
Ha habido un gran avance en materia de responsabilidad empresarial, pero muy poco a nivel gubernamental, de ONG y de las universidades.
Estas últimas siguen pensando en actividades filantrópicas que nos trascienden en lo social.
Aunque en el segmento empresarial aún se mantienen programas asistencialistas, hay que reconocer que son los que mejor han hecho la tarea, los demás están en un punto inicial.
Uno de los grandes retos que tiene el país en materia de responsabilidad social es migrar del modelo de activismo social hacia uno más sostenible, en la perspectiva de que se abandone el asistencialismo y se le dé más fuerza al impacto social, o sea a la verdadera transformación social.
Está visto que el Gobierno no es capaz, por sí solo, de generar ese cambio estructural en materia social, quiero decir de cumplir las metas del milenio.
Precisamente fue eso lo que empezó a decirle al país la creación de Colombia Responsable.
El mensaje es que se necesita que todos los actores de la sociedad civil hablen el mismo lenguaje en relación con el tema social. No se trata de que salga un plan de desarrollo a mencionar el tema, sino que se adelanten iniciativas como en Chile, donde todos los actores participan en la lucha por un mejor estilo de vida para los ciudadanos.
A mí me parece increíble que haya gente que diga que cierto tema no es responsabilidad de los ciudadanos o de las empresas, sino del Estado, como si el país fuera de unos pocos.
¿Las empresas responden únicamente a los incentivos para hacer responsabilidad social?
Uno no puede generalizar. No todas las empresas están en la misma situación. Hay algunas que están haciendo la tarea, al trabajar en impacto social y en sostenibilidad. Sin embargo, hay que mejorar y sumar cada día más iniciativas que integren el verdadero concepto de responsabilidad social.
¿Cómo ve la responsabilidad social en el 2050?
El mundo está cambiando rápidamente en materia social. En esa perspectiva, pienso que para el caso colombiano la percepción de responsabilidad social en el futuro estará ligada a la competitividad, porque ese es el propósito de la globalización.
De aquí a esa fecha se hablará de competitividad responsable, definición que se asocia al concepto de valor compartido en el cual las empresas deben preocuparse por generar excedentes, pero también por ayudarle al mundo a ser un mejor escenario.
¿Es optimista en el caso de Colombia?
En general, el mundo necesita un modelo más social y, en esa perspectiva, tenemos que repensar toda la estructura. Brasil, para no ir tan lejos, lleva ventaja en la tarea.
No puede ser que se hable de Colombia como un país rico con demasiada gente pobre. Eso es lo que no está funcionando y hacia ese problema debe apuntar la responsabilidad social. De hecho, las empresas son las que pueden contribuir a redistribuir la riqueza de un país.
En Colombia, el Estado debe preocuparse por los que menos tienen, las ONG por hacer menos asistencialismo y las universidades por ser más incluyentes. Todo lo anterior con el ingrediente de la sostenibilidad.
Nada gana una universidad con permitirle a la gente más pobre ingresar, cuando la mayoría no se gradúa.
¿Cuáles serán los temas fuertes en responsabilidad social en el 2050?
Por las circunstancias del país, la generación de empleo, los salarios, el medio ambiente y la búsqueda de un país más amable para las generaciones futuras.
Juan Manuel Ramírez
Subeditor Portafolio.co