Los empresarios venezolanos que recibieron recientemente la explotación de la mina Salinas de Manaure tienen claro que el éxito del negocio está en la modernización de la producción. La meta es clara: volver a producir un millón de toneladas anuales de sal, como lo hicieron, en su momento, el Banco de la República y la Concesión Salinas.
Ahora, Big Group Salinas Colombia S.A.S. tiene claro el camino. En diciembre pasado se puso al día con los pasivos laborales que le transfirió la sociedad Sama Ltda., de propiedad de las comunidades indígenas Wayúu, tras acogerse a la Ley 550 o de salvamento, debido a su grave crisis económica.
Big Group Salinas Colombia invertirá siete millones de dólares en los próximos dos años, para la rehabilitación de la mina y la compra de equipos. “De esa manera buscaremos llegar en el 2018 a una producción de un millón de toneladas de sal al año. Este nivel equivale al 65 por ciento de lo que produce el país. Actualmente, Colombia importa unas 450.000 toneladas anuales, provenientes de México, Chile y el Caribe.
“Nuestra operación es competitiva, pues el precio internacional ronda los 19 dólares FOB (puesta en puerto de origen). Vamos a rehabilitar el puerto de Manaure, que permite el transporte del producto hacia Barranquilla y Cartagena”, dijo Ismael Enrique Arciniegas, abogado del grupo consultor colombo-venezolano Arciniegas Lara Briceno Plana, que propició el negocio.
En la actualidad, el transporte se realiza por carretera, pero hay muchas dificultades debido a los altos costos que este representa.
En Colombia se produce sal en Manaure, Galerazamba (cerca de Cartagena), Zipaquirá y Nemocón.
El plan de expansión incluye una refinería y una planta de polipropileno.
La empresa tiene puestas sus esperanzas en la rehabilitación del puerto y en la puesta en operación de la Refinería de Cartagena, de Ecopetrol, cuya industria requiere de grandes cantidades de sal.
“Los wayúu están muy contentos con lo que está pasando, pero como estamos iniciando la reorganización de la mina, la operación y la administración hay algunos sectores a los que les toca cambiar la forma de operar, y eso les genera molestia”, dijo Arciniegas.
CAUSA DE LA CRISIS
La caída de la producción durante el tiempo que el negocio estuvo en manos de los wayúu fue causada por las malas administraciones y la imposibilidad de llevar la producción a un nivel ideal. Eso provocó la quiebra de la empresa, que tuvo que delegar la explotación a una empresa de experiencia en este tipo de negocios, para poderles cumplir a sus acreedores.
En efecto, firmó un contrato por 18 años, tiempo durante el cual la nueva administradora le girará unos 24.000 millones de pesos, para pagarles a sus acreedores.
Big Group Salinas Colombia reenganchó a todos los empleados que tenía Sama, miembros de la comunidad indígena, con influencia en Manaure, Uribia, Maicao y hasta Riohacha. Esto significa que los empleados de la nueva empresa son los mismos dueños de los derechos de Manaure Salinas. Además, la compañía venezolana está encargada del desarrollo, la modernización de la producción y de comprar la sal que obtienen las comunidades indígenas en forma artesanal.
Sama nació en el 2002, con el fin de reconocerles a las comunidades wayúu la propiedad ancestral de las minas de sal de Manaure (La Guajira).
UN NEGOCIO DE BUENAS PERSPECTIVAS
La producción de sal es el único negocio en el que estar salado es bueno. La sal tiene más o menos unos 2.000 usos. Eso garantiza que este es un buen negocio. Los mayores niveles de consumo se dan en la industria de alimentos, seguido de la industria química, y el deshielo. Cuero jabones, champú, detergentes, química, petrolera, alimentos y muchas más. Una tonelada de sal empacada en pequeños saleros puede valer unos 2.500 dólares, mientras que el valor agregado es mínimo.
La sal tiene una cantidad de procesos alternos que queremos producir en conjunto con la comunidad.