Para el 2018, Colombia, y en particular Barranquilla, tendrán que estar listos, con toda la infraestructura logística que requiere una sede de competencias deportivas internacionales. En esa fecha se realizarán los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que tradicionalmente cuentan con la participación de al menos 30 países.
Acaba de terminar el Mundial de Fútbol de Brasil y, pese a las críticas y protestas que se suscitaron en ese país, por el abultado gasto que demanda preparar una nación para las justas deportivas, la firma Llorente y Cuenca realizó un análisis basado en datos del Instituto Brasileño de Turismo (Embratur), en el que concluye que es más lo que ganó que lo que perdió el anfitrión.
Solamente, en materia de movimiento aéreo, el aumento de vuelos extranjeros en junio y julio, los meses del evento, se subió en 14 por ciento.
La inversión que demandó el país, para poner a tono con un evento mundial, los escenarios deportivos, los aeropuertos y las carreteras, fue de 11 mil millones de dólares, es decir, alrededor de 20 billones de pesos, lo que representaría cerca de la mitad de los recursos que tiene previsto invertir Colombia en el desarrollo de la infraestructura ($40 billones).
Solo en mejora de aeropuertos, los gastos de Brasil sobrepasaron los 2,7 mil millones de dólares. Con esta plata, el terminal aéreo de Sao Paulo quedó engallado, con una plataforma exclusiva para vuelos internacionales, con capacidad para recibir a 42 millones de pasajeros al año. Adicionalmente, esta obra convirtió a Brasil en el primero en Sur América con un proyecto aeroportuario de tal envergadura (el área total de la obra es de 230 000 m² ).
Se adelantaron 42 proyectos de movilidad urbana en ciudades como Curitiba, donde se construyeron nuevas aceras, carriles para bicicletas y postes de iluminación. De igual manera, Porto Alegre cuenta ahora con el llamado sistema Airtrain, un proyecto de transporte sobre rieles elevados, totalmente automatizado, que permite la integración y acceso rápido y directo del metro a la terminal del aeropuerto Salgado Filho. Sin duda, será un nuevo atractivo turístico para los viajeros.
En cuanto al alojamiento, la capacidad hotelera quedó dotada con 450 mil habitaciones y, el alto flujo de visitantes por el Mundial de Fútbol despertó el apetito de los inversionistas, que planean agregar 164 nuevos hoteles a la ya abultada oferta existente.
También la seguridad se vio beneficiada, pues Brasil invirtió 839 millones de dólares en modernizar equipos de vigilancia, a través de 1600 cámaras instalados en diversos puntos de la capital, para señalar un ejemplo.
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