Tras conversar este sábado con los colombianos expulsados de Venezuela que se encuentran refugiados en los albergues del coliseo del Colegio Municipal de Cúcuta y el Morichal, en el municipio de Villa de Rosario, el secretario general de la Organización de Estados Americano (OEA), Luis Almagro señaló que pudo constatar los elementos que determinan que esta es una situación humanitaria penosa.
El jefe de la OEA añadió que tenía que venir a corroborar la situación.
“Era para mí importante verlo con mis propios ojos y escucharlo con mis propios oídos. Tener la posibilidad de intercambiar para conocer lo mejor posible la realidad de lo que está aconteciendo”, añadió.
Almagro precisó que es necesario seguir insistiendo en las vía del diálogo con Venezuela, así como es importante que el Gobierno de ese país brinde un mensaje que permita calmar a millones de Colombianos que viven en ese territorio.
“Los dos países van a dialogar, van a resolver esta situación y nos congratularemos que eso pase a la brevedad”, dijo el Secretario.
Añadió que se deben cumplir los procedimientos fijados para las deportaciones, ya que pese a que a veces los documentos no alcanzan para trabajar o vivir en una nación “ninguna persona es ilegal en ningún lado, ninguna persona es indocumentada, ya que todos llevan un documento y todos tienen consigo la legalidad a menos que hayan cometido un delito”.
Frente a las actuaciones que el Gobierno colombiano ha tenido en medio de la crisis humanitaria, el Secretario general de la OEA dijo que se ha controlado bien, pero que se debe lograr una localización definitiva de las personas que se encuentran en los 22 albergues en Cúcuta y Villa del Rosario.
Luis Almagro se refirió al presidente de Venezuela Nicolás Maduro catalogándolo como un amigo, de quien conoce “toda su dimensión humana y humanitaria”.
"Tengo un amigo venezolano, no sé si él me siga queriendo de la misma manera, pero yo sí de la misma forma que siempre, se llama Nicolás Maduro", manifestó.
El representante de OEA precisó que es importante que las personas afectadas puedan recibir una cooperación por parte de Venezuela que permita la reunificación familiar, la recuperación de los enseres que dejaron en ese país los deportados, al igual que se atiendan razones de derecho humanos, como la educación de los niños, en ese aspecto el ‘corredor humanitario’ que permita que los menores puedan asistir a sus clases.
“La frontera de Colombia y Venezuela debe ser una frontera de hermandad y cooperación, no puede ser el espejo de fronteras de otras partes del mundo”, dijo.
CÚCUTA