Hoy los retos que encara la economía global son más graves de lo que eran hace una década. Wall Street está en el centro del 'desorden', por lo cual su estatura y autoridad intelectual ha descendido.
El secretario del Tesoro norteamericano, Henry Paulson y el líder del Federal Reserve, Ben Bernanke, están batallando para prevenir la implosión de su propio sistema financiero.
En vez de dictar términos duros a gobiernos asiáticos, región donde han estado ocurriendo varios defaults, los dos altos oficiales norteamericanos han estado pidiendo al Congreso en Washington dinero público para manejar las securities tóxicas, que es como hoy llaman los documentos que están siendo no pagados.
A pesar de que la crisis se está extendiendo más allá de Estados Unidos, muy pocas cabezas han estado mostrando mucho signo de liderazgo.
Europa parece no estar al corriente, y los políticos norteamericanos han sido lentos para reconocer la escala de sus propios problemas.
China, la más grande y resiliente economía emergente, se ha mantenido al margen, y el Fondo Monetario Internacional ha hecho muy buenos análisis, pero no tiene importancia política.
Desafortunadamente, los bancos centrales -aun con lo creativos que puedan ser, no podrían ordenar el desorden existente, y no lo acabarán con solo inyecciones de liquidez. Ello es, porque esta es una crisis de solvencia como también de liquidez.
El estallido de la más grande burbuja de la historia ha causado un fracaso, que posiblemente, será el más grande desde la depresión, que afecta a muchos países simultáneamente.
A través de los bancos del mundo rico, también hay insolvencia. A medida que se desarrolla el mal, los bancos forzarán hacia abajo los precios de activos y debilitarán las economías que están cayendo, de modo que el desorden solo empeorará. La incertidumbre y el pánico, solamente ampliarán el problema a medida que los bancos tratan de conseguir efectivo.
La tarea urgente es prevenir la crisis bancaria multipaíses que para que no termine una catástrofe económica global. Pero gracias a la importancia creciente de los mercados emergentes, la economía mundial se ha vuelto más resiliente a los problemas en sus más ricas esquinas. El capital es abundante fuera de las finanzas de los países occidentales.
Ahora que los precios de los commodities se despluman, los bancos centrales de los países ricos, tienen suficiente caja para servir de cojín a las debilitadas economías. Una estrategia multilateral exitosa para neutralizar la crisis.
Ahora, se pueden bajar las tasas de interés, lo que ya está. Es el caso de Estados Unidos, que actualmente está lanzando al torrente monetario un plan de 700 billones de dólares para intervenir documentos respaldados para hipotecas.
Otros gobiernos también están actuando, como es el caso de la nacionalización de cinco bancos europeos. Además, varios gobiernos europeos han garantizado los depósitos y en algunos otros, asegurado las deudas de sus bancos.
Una estrategia multilateral para deterner la crisis, hace más posible que el mundo aprenda las lecciones correctas. Mucha gente dice que la culpa de la actual situación, la tienen los especuladores. Más bien parece que todo se debe a los excesos de la parte financiera norteamericana. La burbuja, tuvo muchas causas, incluyendo el dinero barato, regulaciones mandadas a recoger, distorsiones gubernamentales y mala supervisión.
Finanzas
17 nov 2008 - 5:00 a. m.
Tendencia al multilateralismo
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