En sus ediciones de este martes, tanto 'The New York Times' como el 'Washington Post', dos de los periódicos más importantes del país, indicaron que Bush había exigido el acuerdo con Colombia a cambio de su respaldo en estos vitales temas para la economía estadounidense.
"Bush sí habló sobre los méritos del libre comercio. Pero de ninguna manera indicó que es "quid pro quo" (una cosa por la otra). No hubo un vínculo", dijo Dana Perino, portavoz del presidente.
Pese al desmentido, Bush no ha escondido su interés en que el TLC sea aprobado y lo tiene, dicen fuentes, como su principal prioridad en estos últimos días de su presidencia.
De hecho, la misma confirmación por Perino respecto a que el tema sí fue tratado lo demuestra.
Obama, según narran ambos diarios, le pidió al presidente en la reunión su respaldo a un paquete de estímulo económico de más de casi 70.000 millones de dólares que ya fue aprobado en la Cámara de Representantes y que incluye extensiones a los seguros de desempleo e inversiones en infraestructura.
Además, le sugirió incluir allí otras ayudas para el sector automotor del país, que llama la "columna vertebral" de E.U., y que amenaza con convertirse en la nueva víctima de la crisis económica.
Las grandes empresas, como General Motors y Ford, anunciaron la semana pasada billonarias pérdidas y problemas con su flujo de efectivo que les impedirá hasta pagar la nómina el mes entrante si no se hace algo.
En su defecto, Obama le propuso a Bush permitir que la industria se beneficie del "plan de salvamento" para la economía que aprobó el Congreso hace un mes y que incluye 700.000 millones de dólares para tratar de frenar el desangre de los mercados financieros.
Bush hasta el momento le había dicho que no a las dos cosas. Por un lado, cree que abrir la puerta del plan de salvamento a empresas ajenas al sector financiero generaría una "cascada" de solicitudes del sector privado, pues la automotriz no es la única que enfrenta dificultades y otras exigirían un trato semejante.
Además, va en contravía de los principios que defiende su partido de "limitar la intervención" del gobierno en la economía.
Cree, a su vez, que el "segundo plan de estímulo" que quieren los demócratas no ayudará a la situación actual pues la mayoría de los fondos irían a inversiones de largo plazo que solo tendrán impacto en un futuro lejano.
Por supuesto tampoco quiere añadir una nueva factura al abultado déficit fiscal -que ya alcanza los 500.000 millones- pues sería otra negra anotación en su legado.
En cualquier caso, y de acuerdo con los reportes del 'Post' y el 'Times' -que ahora niega la Casa Blanca- Bush le habría sugerido al senador afroamericano que estaría dispuesto a reconsiderar su posición si el Congreso se comprometía a votar los TLC que están pendientes, entre ellos el de Colombia, Panamá y Corea del Sur.
Tan calientes parecían las cosas, que los demócratas catalogaron la maniobra de "chantaje" y habían amenazado con cancelar las sesiones extras y dejar tanto plan de estímulo como la ayuda automotriz para el año entrante, cuando ya Obama sea el presidente.
Ambas partes saben, no obstante, que existe un costo político muy alto de no aprobar un paquete de estímulo dadas las cifras de desempleo que se publicaron la semana pasada (1,2 millones de trabajos evaporados desde que comenzó el año) y la inminencia de la temporada de diciembre, que es vista con temor por los comerciantes, pues creen que los estadounidenses podrían limitarse mucho en compras y viajes.
Más aún si está en juego un sector tan vital como el automotor que, según fuentes de la industria, es responsable -directa o indirectamente- de uno de cada 10 empleos en Estados Unidos.
"Lo que se está viendo -dice una fuente del Gobierno- es el clásico juego de "quién es más gallina. A ver cuál se corre primero".
Los demócratas creen que lo de Bush es un "bluff" (como en el póker, que está 'cañando') y están convencidos de que terminará cediendo. Es decir, probablemente abandonará su pretensión de que se incluya el TLC colombiano como parte del trato.
Y las apuestas así lo sugieren. Si bien ambos lados tienen algo qué perder, es poco probable que Bush deje morir la industria automotriz o le cierre la puerta a la asistencia para el desempleo, solo por defender el pacto con Colombia.
Y las declaraciones de Perino, en las que niega que Bush estaría condicionando el apoyo, así lo sugieren.