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Carlos

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Finanzas

07 mar 2010 - 5:00 a. m.

Turismo: retroceder no es una opción

Lo que quedó claro del 2009, es que el sector de viajes y turismo sirvió de chaleco en la crisis, y demostró una capacidad de crecimiento que vale la pena atender y entender.

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07 mar 2010 - 5:00 a. m.

Si algo determina el crecimiento del sector de viajes y turismo es su alta sensibilidad a factores como la infraestructura o el orden público en el destino. Es así como el turista orienta su decisión de viaje por lo que recibe en noticias, y en no pocos casos, por las advertencias que su propio Gobierno le formula sobre el destino que quiere visitar.

Colombia, desde la década de los 50 hasta mediados de los 80, exhibió a la vez crecimiento económico y niveles satisfactorios de seguridad que le valieron en más de una oportunidad el título de 'estrella económica en Suramérica', y por ello, nuestro turismo alcanzó un pico máximo de dos millones de visitantes en los años 80.

Pero fue el desbordamiento del crimen, en múltiples formas y dimensiones, las que deterioraron el orden público de una manera nunca antes vista en nuestro país, y que además, hicieron contrastar nuestro destino con el florecimiento de las democracias y la seguridad en otros países, especialmente en las numerosas islas del Caribe. Así, mientras en Colombia experimentábamos un mal momento, florecían otros destinos.

La crisis del turismo colombiano fue generada directa, y casi que exclusivamente, por la espiral de la violencia. Nos atrasamos en infraestructura hotelera, pasamos de no ser conocidos a tener sólo mala imagen, desaparecieron los cruceros. Con la excepción de Cartagena y San Andrés, no había para dónde viajar, a duras penas se pudieron mantener las infraestructuras del sector con los visitantes que esporádicamente daba el mercado nacional.

La situación de Colombia en turismo era algo así como el deportista que se cae y al cual le pasa toda la maratón por encima. Tocamos fondo en el 2001, llegando a menos de 600 mil visitantes, mientras en República Dominicana ya pasaban de los cuatro millones de visitantes. Todos los expertos coincidieron en que, sin seguridad, no habría posibilidad alguna para el turismo.

El final de la crisis empieza con la Seguridad Democrática, que permitió recuperar la tranquilidad en nuestro territorio. Muchos colombianos pudieron, después de muchos años, volver a recorrer por carretera nuestro país, con lo cual se dio el primer soporte para la renovación y ampliación de la infraestructura para el turismo.

Siguiendo la situación del deportista, en estos últimos ocho años lo hemos visto levantarse y empezar a correr. ¿Por dónde vamos? Comparados con nosotros mismos, estamos llegando a donde estaba Colombia en 1981, y si revisamos la competitividad del turismo en Latinoamérica, vamos en un quinceavo lugar, por debajo de Guatemala, Costa Rica, Brasil o Argentina.

Nos queda mucho terreno por recorrer, pero vamos por buen camino, y para ello se requiere que la Seguridad Democrática y la Confianza Inversionista no retrocedan. A pesar de que en el 2009 el turismo a nivel global cayó en 4,3 por ciento, el número de visitantes a Colombia creció en 10 por ciento, y gracias a ello, las divisas pasaron de los 2.500 millones de dólares, situándolo como uno de los sectores más importantes de la economía.

Lo que quedó claro del 2009, es que el sector de viajes y turismo sirvió de chaleco en la crisis, y demostró una capacidad de crecimiento que vale la pena atender y entender para que le dé al país muchas más victorias en empleo, divisas y prosperidad.

*Columna de la Fundación Buen Gobierno. contacto@buengobierno.com

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