La abogada antioqueña dice que su retiro es parte del cierre de un ciclo en su vida personal, pero también da la pauta para el cambio que tendrá la estructura gremial del sector minero.
¿Cuál fue la razón de su renuncia a la dirección ejecutiva del Smge?
Hemos logrado un buen balance en el posicionamiento del sector, lo que, desde el punto de vista personal, me permite cerrar un ciclo que empecé hace tres años y medio.
Me permite, además, dejar un buen legado, tras acompañar un proceso de integración gremial en el que nos encontramos tres organizaciones de la industria. Yo no me veo liderando la organización que sea el resultado de esta integración.
¿Por qué no?
Porque creo que en lo personal ya cumplí mi función: hay una planeación estratégica muy clara, una industria posicionada.
Pero hay ciclos en la vida que se terminan y yo he preferido llegar a un acuerdo de retiro con mi junta directiva, la que me nombró, por eso hemos quedado en que los acompaño hasta el 31 de julio, momento para el cual ya debe haber un nuevo director ejecutivo de la organización que va a salir de la integración, a quien será un placer entregarle lo que hemos hecho hasta ahora.
Su salida, ¿facilita el proceso de integración?
Yo nunca he sido un obstáculo para la integración, al contrario, lo que hemos hecho es recomendarlo y liderarlo. Este proceso fue una recomendación del Smge. Es más, ojalá se hubiera hecho antes.
¿Por qué lo dice?
Es que es absolutamente indispensable para unificar la vocería del sector, para que este nuevo actor económico pueda actuar de manera consistente y coherente con lo que requiere.
Tengo la esperanza y la confianza de que el ejercicio de unificación e integración gremial dé continuidad a los avances que las tres agremiaciones han logrado hasta el momento.
Pero esto puede ser muy complejo cuando se tienen tres gremios tan distintos…
No somos tan distintos. La razón fundamental de la integración gremial es que son tres organizaciones que tienen el mismo mandato de sus respectivas empresas afiliadas.
Cada gremio tiene su estilo, tiene sus puntos fuertes, sus puntos débiles, lo que hay que sumar son las fortalezas de cada uno de ellos, acomodarlas para que tengan una sola línea y echarlas para adelante. Me parecería un error hacer borrón y cuenta nueva.
¿Cuáles son los logros más destacados de estos tres años?
Primero, logramos visibilizar al sector minero formal como un actor económico y social para el país, hoy tenemos nuestro espacio en las cuentas del gobierno como grupo de interés económico que pesa.
El segundo gran tema es habernos posicionado ante la opinión pública como un grupo de empresas con buenas prácticas, que adoptó un código de autorregulación de manera voluntaria, que firmó una alianza para superar la pobreza extrema en 30 municipios, que le aporta al país.
Y el tercer gran logro ha sido acompañar el desarrollo de la industria, representando los intereses del sector para ganar competitividad.
Han cambiado muchas cosas desde que se creó el Smge, ¿con qué perspectiva deja usted al sector?
Empiezo por lo positivo: la industria minera colombiana sigue siendo una gran oportunidad de desarrollo para el país por varios motivos: primero, un gran potencial geológico inexplorado.
Segundo, las mejorías ganadas en temas de orden público en los últimos 15 años ha sido un gran amigo del desarrollo de la industria minero-energética en su conjunto.
Tercero, seriedad y responsabilidad en el manejo macroeconómico. Cuarto, la institucionalidad en transición, la reciente creación de algunas organizaciones, el Viceministerio de Minas, la Agencia Nacional Minera, entre otros, ha sido importante para el país y cuando termine de consolidarse y esté en pleno funcionamiento va a ser una gran garantía del crecimiento.
Y lo negativo…
Por un lado, el mercado internacional, los precios se descolgaron y ya todo el mundo sabe que el auge de precios de los commodities terminó.
Tuvimos un superciclo de precios altos y no lo pudimos aprovechar porque el entorno en la industria minera en Colombia, en los últimos años, ha sido desfavorable.
Empezando con la conflictividad social y sindical, que ha parado operaciones importantes de las carboneras más grandes del país; una regulación ambiental tardía e incierta; la falta de claridad de dónde sí y dónde no se puede hacer minería; los cuellos de botella de las consultas previas tampoco han dejado avanzar al sector a la velocidad en que este podría hacerlo… En este entorno, las empresas tienen que cuidar sus costos y Colombia tiene que levantar cabeza y mandar las señales adecuadas para que sigamos siendo un país interesante como destino de inversión minera.
Esa es la tarea que le queda al próximo gobierno en materia minera...
Yo creo que las razones por las cuales esta industria apareció en el radar de los colombianos siguen siendo válidas, y yo creo que en eso es donde se debería focalizar sus esfuerzos el nuevo gobierno. Para que les llegue un mensaje bien claro a los candidatos presidenciales: hay que hacer la tarea para que el sector minero colombiano pueda desarrollarse, con unas reglas de juego claras, y una visión de mediano y largo plazo, que le permitan a la industria ser un aliado para el desarrollo del país.
AVANZA LA INTEGRACIÓN
De acuerdo con Ricardo Gaviria, presidente de Cerromatoso y del Consejo Directivo del Smge, la fusión entre la Cámara Asomineros de la Andi, la Cámara Colombiana de Minería y el Smge avanza a buen ritmo.
“Estamos organizando una estructura sólida en la que todas las partes tengan el mismo derecho”, señaló el directivo.
Sobre la gestión de Jiménez en la dirección del gremio, sostuvo que la calificaría con un cien sobre cien.
“Durante los tres años tuvo una gestión excelente, nos posicionó en el país como fuertes actores económicos”, dijo.
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