Para el rector de Uniempresarial, una de las fallas que tiene el examen es que no tiene en cuenta la posición de los empresarios y las necesidades que tienen las compañías a la hora de contratar profesionales.
"Los exámenes son un instrumento de contratación, pero no es suficiente. Los empresarios no han sido invitados a ser parte activa de la elaboración de las preguntas, de la definición de comptenecias. Además, la prueba tiene una orientación académica y no profesional", afirma.
Una de las posibilidades que plantea el directivo es que el examen mida el proceso que se viene desarrollando durante toda la carrera. En el caso de Uniempresarial, desde el primer semestre los estudiantes tienen un 50 por ciento de teoría dentro del aula y el otro 50 por ciento se lleva a cabo en las empresas con las que tiene convenio la institución.
"Hay muchas posibilidades de medir el impacto, por ejemplo, establecer después de un proceso de formación los tangibles, es decir, la habilidad que tienen los estudiantes de hacer determinada tarea. Así mismo, es necesario medir los intangibles, es decir, qué tan buen ser humano está formando la universidad, índice que en el examen no se puede determinar con exactitud", afirma Cheyne.