Michael Sandel, el influyente catedrático de la Universidad de Harvard, ha propuesto en su último libro, ‘Lo que el dinero no puede comprar’, un debate sobre cómo la economía de mercado ha permeado la sociedad, con consecuencias muchas veces desastrosas.
¿Hay algo que el dinero no pueda comprar actualmente?
En el día de hoy hay muy pocas cosas que el dinero no pueda comprar. En las últimas tres décadas, el dinero y el mercado han llegado casi a todos los aspectos de la vida, incluyendo las relaciones personales, la vida familiar, la salud, la educación, la vida cívica y la política. Entonces, hay muy pocas cosas que el dinero no puede comprar: amor, amistad.
¿Desde cuándo comenzó esta tendencia?
Lo que cambió desde los 80 es que en las democracias en el mundo hemos aceptado cierto camino de pensar, que es lo que llamo el ‘destino del mercado triunfalista’, mediante el cual se asume que el pensamiento económico y el del mercado pueden definir lo que es el bien público.
En este periodo nos hemos movido, sin darnos cuenta, de una economía de mercado a una sociedad de mercado.
¿Cuál es la diferencia?
Una economía de mercado es una herramienta muy efectiva para organizar la actividad productiva, ha traído crecimiento y prosperidad a los países en todo el mundo.
Pero una sociedad de mercado es un lugar donde casi todo está para la venta, es un sistema de vida en el cual el pensamiento y los valores del mercado pueden dominar cada aspecto de la vida, incluyendo aquellos que están fuera del dominio de bienes materiales, y eso es lo que me preocupa.
¿Cuál es su propuesta entonces?
Mi libro no es una discusión contra las economías de mercado habla de que necesitamos mantener los mercados en su lugar apropiado y estar conscientes de la tendencia.
Los valores del mercado han estado permeando los de la vida cívica, familiar y la política, y es en esos dominios que los valores del mercado pueden erosionar o minar ciertos valores que no deberían, como los de la democracia.
¿No es una paradoja que la libertad de mercados abogue por más democracia pero en otros aspectos la perjudica?
Es paradójico, sí, porque en algún aspecto introducir el mercado libre en el aspecto económico fortalece la democracia, pero al mismo tiempo, el acceso del mercado libre al mercado de valores mina y aún corrompe las instituciones democráticas, porque cuando el dinero y las practicas del mercado comienzan a dominar la vida pública y las campañas políticas, entonces ellos nublan la habilidad de los ciudadanos para escuchar una voz efectiva en el debate público.
¿Esto provoca corrupción en las sociedades?
En algunos casos sí, dejar que las fuerzas del mercado dominen la vida social puede ser corrupto, le doy un ejemplo: en muchos distritos escolares en Estados Unidos hay experimentos de motivar a los estudiantes a sacar buenas notas y leer más, usando dinero en efectivo, 50 dólares por una A, 35 por una B. En Dallas (Texas) a los niños de 8 años les dan 2 dólares por cada libro que lean. El objetivo es bueno, proveer un incentivo por cada libro que ellos lean, pero es un ejemplo de cómo un mecanismo de mercado mina el valor más alto, que leer es una tarea para hacer por dinero, en lugar de aprender por el amor a aprender, la motivación intrínseca.
¿Cuáles otros ejemplos considera graves?
El de las mujeres que se embarazan por dinero, rentando los úteros. Algo que es muy íntimo en la vida, como la procreación y el nacimiento de un bebé, se mercantiliza. O la compra de órganos.
¿No es tarde para pensar en eso, especialmente en una sociedad como la estadounidense?
Yo tuve dos razones para escribir el libro: tratar de retar la tendencia, que está muy expandida en mi propia sociedad, y la segunda meta es mostrar que hay otras sociedades moviéndose en la misma dirección, pero no tan allá como la americana todavía, y advertir de los riesgos éticos, especialmente, tratar de que la gente sea consciente de estos riesgos éticos antes de que sea muy tarde.
Pedro Vargas Núñez
Subeditor Portafolio