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Finanzas

06 abr 2010 - 5:00 a. m.

Wall Street vuelve a jugar con fuego

Instrumentos derivados como los CDO, cuyo abuso desató la crisis, reaparecen tímidamente en el radar de los inversionistas

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06 abr 2010 - 5:00 a. m.

Los mercados de crédito resucitaron en Estados Unidos. Y ahora algunos de los valores exóticos que llegaron a simbolizar la burbuja financiera acumulan un leve repunte.

La recuperación del mercado de bonos corporativos y el fácil acceso al crédito, cortesía de la Reserva Federal, han fomentando una mayor tolerancia al riesgo entre los inversionistas. Y Wall Street no puede dejar pasar una oportunidad como esta.

Algunos de los instrumentos de mayor riesgo que abundaron durante el apogeo de la burbuja crediticia han vuelto a encontrar compradores. Un bono, por ejemplo, le permite a las empresas emitir deuda como forma de pago de los intereses, en lugar de pagar en efectivo.

Las compañías también están emitiendo deuda para financiar la distribución de dividendos a sus dueños.

La semana pasada, por ejemplo, Credit Suisse colocó una obligación de deuda colateralizada (CDO por su siglas en inglés), un valor compuesto por una serie de préstamos que es vendido a los inversionistas.

Algunas firmas también están tratando de crear bonos respaldados por hipotecas que no son garantizados por el gobierno estadounidense. "Hemos atravesado por un período en el cual no se hizo nada ambicioso", dice Steven Miller, director del grupo Leveraged Commentary and Data de Standard & Poor's. "Ahora, estamos entrando en una etapa de recuperación, similar a la de 2004-05 o 1995-96, donde empezamos a ver inversionistas que quieren algo un poco más arriesgado".

La resurrección de estos instrumentos y métodos alternativos de crédito sugiere, en el mejor de los casos, que los mercados financieros son más sólidos y los inversionistas están dispuestos a asumir más riesgos y otorgarle a las compañías más formas de financiación.

Estas prácticas, asimismo, no son lo suficientemente generalizadas como para insinuar que un nuevo colapso es inminente.

La mayoría de los inversionistas asegura que han desprendido las lecciones correctas de la crisis y que son muy cuidadosos a la hora de seleccionar sus compras y exigen una compensación más alta para asumir el riesgo.

No obstante, en momentos en que la Fed mantiene una política monetaria laxa y los inversionistas salen en busca de opciones más riesgosas y lucrativas, vale la pena seguir de cerca esta tendencia por si surgen señales de alerta.

El mercado de deuda respaldada por bienes raíces comerciales, un área que sigue alicaída, ha dado señales de vida, si bien los analistas y los banqueros no anticipan una recuperación total en un futuro cercano. En el primer trimestre, los valores respaldados por hipotecas de bienes raíces comerciales ascendieron a US$2.900 millones, frente a US$693 millones del mismo período del año previo, según los datos de Dealogic. La emisión de préstamos apalancados, es decir préstamos concedidos a empresas que ya tienen un alto nivel de deuda, sumó US$120.000 millones en el primer trimestre, un salto de 56% respecto al mismo lapso del año anterior, según Dealogic.

"Creo que todavía hay bastante disciplina de parte de los compradores.

Aún no estoy preparado para decir que la hemos perdido", señala Ned Zachar, gestor de portafolio de KLS Diversified Asset Management, un fondo de cobertura neoyorquino especializado en renta fija.

Después de un repunte frenético, ya se le ha exprimido casi todo el jugo a las emisiones de bonos tradicionales de empresas, cuyos rendimientos ahora se ubican muy por debajo de los niveles que imperaban antes del colapso de Lehman Brothers. La reaparición de instrumentos de crédito más exóticos es considerada por muchos como un acontecimiento saludable, no como una señal de una nueva burbuja.

La crisis financiera no fue causada por el uso de estos instrumentos, señalan numerosos expertos, sino por su abuso. Además, recalcan, ahora los inversionistas están mucho más conscientes de los riesgos involucrados.

Por si esto fuera poco, el volumen de estos acuerdos palidece en comparación con lo que sucedía antes de la crisis. Durante el primer trimestre, por ejemplo, las compras apalancadas en todo el mundo totalizaron US$28.000 millones, menos de 10% del volumen de 2007, según las cifras de Dealogic.

"Es claro que el mercado es más precavido y conservador ahora", indica Armins Rusis, codirector global de renta fija de Markit. "Y, para ser franco, creo que se justifica, no sólo por los problemas que han ocurrido, sino por las incertidumbres que aún persisten en la economía".

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