El crecimiento económico de la región, para 2017, estaría rondando en un rango entre 0.9 y 1.4 por ciento anual, según se puede inferir de pronósticos actualizados por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y proyecciones del Banco Mundial (BM). Como se sabe, las economías más representativas y responsables del total de producción regional son: Brasil, México –grandes- junto a las medianas –Argentina, Colombia, Venezuela, Perú, Chile e incluso Ecuador.
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En varias de ellas se presentan condiciones de inestabilidad e incertidumbre política que afectan la perspectiva de crecimiento, la generación de empleo y la promoción de importantes niveles de inversión en la economía real. Con ello, cuando menos, se tenderían a estancar los niveles de generación de oportunidades, esto es de empleos, para grandes conglomerados sociales.
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Desde luego existen economías en condiciones estables y prometedoras en cuanto a aumentos de producción total entre los mercados de tamaños relativamente pequeños, pero por las mismas limitaciones en su generación absoluta de volumen de producción, tienen poco impacto en el producto interno bruto (PIB) regional, tal el caso de Costa Rica, El Salvador, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Trinidad y Tobago o bien Uruguay.
De hecho, tal y como la evidencia recurrentemente tiende a mostrar en la historia inmediata de la región, Costa Rica, Panamá y Uruguay son de las economías y sociedades más funcionales. Esas naciones junto a Trinidad y Tobago, además de Chile, muestran notables indicadores favorables en relación con niveles de empleo, bajos índices de pobreza e indigencia.
En Brasil en especial, la perspectiva está influenciada por el generalizado clima de inestabilidad política. El mandatario Temer no está siendo garante de tranquilidad para los inversionistas, ni en la economía real, ni en la financiarista –la del exclusivo sistema bancario. Esta última más relacionada con la producción de bienes, servicios y generación de empleo. Brasil podría incluso llegar a crecer un anquilosado 0.5 por ciento para fines de este año de 2017.
Los planes de ajuste de Macri en Argentina, pueden asegurar confianza en los inversionistas, pero se cobra la factura en los niveles de demanda agregada del mercado interno. En todo caso el FMI reporta que la economía dirigida desde Buenos Aires podría llegar a crecer un aceptable 2.4 por ciento este año; lejos, no obstante del nivel de 5 por ciento de crecimiento, que es el umbral para ir asegurando un descenso sostenible de los niveles de pobreza en el país.
Por su parte, Chile y Colombia, economías medianas en el total de producción de la región, se espera que lleguen a crecer entre un 1.5 y un 1.9 por ciento para este año. Aunque Chile ha disminuido significativamente sus niveles de pobreza, las condiciones de inequidad son altas, algo que también ocurre en Colombia.
Giovanni E. Reyes, Ph.D.
University of Pittsburgh/Harvard.
Profesor y Director de la Maestría en Dirección de la Universidad del Rosario.
Economía
01 ago 2017 - 7:01 p. m.
Panorama Latinoamericano: lentitud en las economías e incertidumbre política
El crecimiento económico de la región, para 2017, estaría entre 0.9 y 1.4 por ciento anual.
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