Este 2017 ha sido un año de dificultades económicas: un notable deterioro de la confianza del consumidor y de la demanda interna, una creciente presión sobre las finanzas públicas con un equilibrio precario para los próximos años, una carga impositiva que ha ahogado a las empresas y a los consumidores, son algunos de los más importantes desafíos de la economía.
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En la ANDI hemos venido levantado las alertas desde el segundo semestre del año pasado. Advertimos los efectos de las tasas de interés sobre el consumo y la inversión, advertimos los efectos negativos de la reforma tributaria y advertimos la imperiosa necesidad que tenemos de equilibrar las finanzas públicas reduciendo el gasto.
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Al tiempo, hemos hablado de correctivos y medidas a tomar frente a la situación, algunas de las cuales han sido escuchadas por el gobierno y las autoridades monetarias. Otras, especialmente las tributarias, no han sido atendidas.
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Mirando hacia futuro, y en forma más estructural, la tradición en el manejo responsable de la economía y la solidez de la misma, siempre permiten pensar en las alternativas y oportunidades que existen, sin embargo el país debe consolidarlas.
Es por eso que desde nuestro segundo Congreso Empresarial Colombiano y con la nueva versión de la Estrategia para una nueva industrialización estamos hablando de Colombia como un país de oportunidades.
Colombia ha logrado posicionarse como una economía sólida y promisoria entre la región y entre las economías emergentes. Los indicadores económicos así lo muestran. En las últimas décadas, el país ha logrado crecer por encima del promedio latinoamericano e, incluso, mundial.
Colombia se ha fortalecido institucionalmente, cuenta con una clase media más fuerte, y con mayor poder adquisitivo, y es una economía abierta. El país ha logrado que estos avances económicos se traduzcan en mayor desarrollo social: ampliando la cobertura en salud y educación, reduciendo los niveles de pobreza y, en general, mejorando la calidad de vida de los hogares colombianos.
Así mismo, esta economía se caracteriza por contar con fundamentales sólidos que han permitido superar las últimas crisis y conservar la estabilidad frente a las turbulencias que han sacudido a las economías del mundo.
La Estrategia para una nueva industrialización es la propuesta que la ANDI presentó al país en 2015 y en este 2017 le da continuidad con un nuevo libro que trabaja sobre una pregunta: ¿cuál ha sido el gran diferencial entre Colombia y países que contaban con niveles de desarrollo relativamente similares a nosotros en los años 90 y que hoy claramente se encuentran en estadios significativamente más desarrollados?
La respuesta está en la presencia de la Política de Desarrollo Empresarial que han implementado. En la presencia de estados “pro empresa” que hacen todo lo que esté a su alcance por poner en el centro de su estrategia la producción y venta de bienes y servicios que alimenten las cadenas de valor.
Cuando hablamos de oportunidades nos referimos a las múltiples opciones que el país posee para la generación de desarrollo, en el entendido de que este, pasa primero por la generación de desarrollo empresarial como causa eficiente de todo lo demás. No existe política social ni económica sin desarrollo empresarial.
El aporte del empresariado de un país es el andamiaje que sostiene toda su actividad económica. Es éste quien garantiza la sostenibilidad del ejercicio mismo de la política, del bienestar de los ciudadanos.
En la Estrategia para una nueva industrialización II, buscamos que el país oriente su política pública hacia las grandes oportunidades que tenemos y hacia las acciones que se necesitan para convertir estas ventajas en una nueva realidad económica. Abordamos los temas de transformación digital, innovación, emprendimiento, agroindustria y educación.
Sin embargo, nada de ello es posible si no contamos con un entorno donde se cumplan unos requisitos mínimos para que se desarrollen las empresas. Es por eso que en nuestra propuesta abordamos aspectos como la certidumbre jurídica, competitividad laboral y tributaria, y un tema crítico: la lucha contra la corrupción.
LAS OPORTUNIDADES DEL POSCONFLICTO
El posconflicto nos exige jugar un papel protagónico en lo económico, lo político y lo social. Esta es una tarea que exige participación y el compromiso del sector público y privado, la academia, los partidos políticos, y, en general, de todos los actores económicos y sociales. Allí tenemos un gran reto como sociedad.
Hay también algunos elementos que requieren de toda nuestra atención. Aspectos como los detalles de la Jurisdicción Especial para la Paz, su alcance para terceros o las penas para exguerrilleros, el tratamiento al tema de Tierras y la certeza jurídica de su tenencia, el alcance de las obligaciones y derechos de los desmovilizados respecto a los bienes fruto de actividades delictivas y su uso para reparar víctimas, las condiciones que deben ser cumplidas para participar en política, o la institucionalidad que prevalecerá, están en discusión hoy.
De la correcta implementación dependerá, sin duda alguna, la estabilidad de largo plazo de la Nación. Ningún cuidado por tranquilizar y dejar cómoda a toda la sociedad será excesivo.
HAY QUE MATERIALIZAR ESTAS OPCIONES
Son varias las oportunidades en Colombia: Nuestra riqueza en recursos naturales, la estratégica geolocalización y la diversidad de suelos y climas, permiten contar con una amplia gama de productos y especies para diversificar la cadena agroindustrial.
Tenemos toda la materia prima para ser un gran jugador y abastecedor de alimentos en el mundo. ¿Por qué no soñamos con ser uno de los diez productores de las cadenas agroindustriales? La oportunidad está. El reto, también.
Las oportunidades son muchas. Pero, como toda oportunidad, si no es aprovechada, se pierde.Nuestra tarea es capitalizar el momento y aprovechar cada uno de estas ventajas, que solo lo serán si nos dan competitividad y productos o servicios para venderle al mundo, para conservar la buena posición del país y alcanzar los altos niveles de desarrollo económico y social que nos exigen los mercados.
Todo lo anterior será posible, única y exclusivamente, si nos unimos como país y trabajamos de manera articulada con todos los actores económicos, sociales y políticos, tomando decisiones claras, valientes, estructurales que nos den competitividad y mantengan los principios de libre empresa, democracia y propiedad privada que son parte de nuestra Constitución.
Bruce Mac Master
Presidente de la ANDI