Manizales vive un buen momento en materia económica. Hoy día es considerada la primera ciudad del país en calidad de vida y quinta en innovación.
Eso, según la directora de la Cámara de Comercio de esa capital departamental, Lina María Ramírez, es producto de un gran esfuerzo local. La dirigente gremial habla de este ‘milagro’ y del laboratorio de innovación, que es uno de los proyectos empresariales más importantes en esa región.
¿Qué rescata de la ciudad?
Obviamente tenemos retos muy grandes, pero es un territorio con un capital humano muy importante y bien formado. Hay indicadores que impresionan: Manizales es la primera ciudad en calidad de vida en el país, lo mismo que en el Doing Businness, un índice en el que llevamos siete años en ese puesto y luchamos para seguir estando ahí.
Además, los indicadores de seguridad son muy buenos, porque Caldas vive en posconflicto hace 15 años y Manizales, como tal, es supremamente segura.
El departamento es el cuarto en competitividad, inclusive con una economía que no es gigante, pero está por encima de otros tan fuertes como Atlántico y Valle. Esto obedece a la capacidad empresarial que tenemos. Manizales es la economía más exportadora del eje cafetero –siendo la más montañosa– y es la sexta más exportadora del país, sin tener en cuenta lo minero-energético, que genera sesgos.
Pero el café pesa mucho aún en las exportaciones...
Es cierto, todavía cerca del 55% de nuestras exportaciones son café, pero el 45% ya no lo son. Tenemos una industria metalmecánica interesantísima y estamos haciendo una sofisticación de este mercado hacia la astillería. También está el programa de emprendimiento de alto impacto más importante del país, que se llama Manizales+, que está dando resultados maravillosos.
¿Qué les falta?
Nos falta el aeropuerto, que es una apuesta muy importante para la competitividad. Además, hemos hecho un esfuerzo grande en TIC, pero falta más. Nos haría bien más dinámica empresarial, un crecimiento del PIB más relevante aunque es una economía que crece juiciosa y estructuralmente bien, sin que la haya permeado el narcotráfico, sino que se basa en sus propios esfuerzos; también, siendo generadora de conocimiento, hay que meterle dicho conocimiento al aparato productivo, haciendo cosas más sofisticadas.
Asimismo, todo el país ha mejorado en pobreza, pero seguimos teniéndola, lo que es importante resolver, y se debe crecer con equidad con los demás municipios.
¿Cómo va el laboratorio de innovación?
Manizales tiene un grupo de investigadores y centros aprobados por Colciencias, incluso con más de 300 doctores en las universidades; sin embargo, del lado de los empresarios, como ocurre en casi toda Colombia, la conversación con ellos no es muy buena, y cuando la Cámara cumplió 100 años (2013), la pregunta era qué regalarle a la ciudad. Así, la junta aprobó que se creara el primer laboratorio de creatividad e innovación, siendo el único que existe en una cámara de comercio del país.
¿Qué tiene ese centro de particular?
Fue creado con el apoyo de iNNpulsa, que nos dio el 60% de la inversión y el resto lo puso la Cámara. Nos fuimos a buscar las mejores prácticas globales para formar algo donde los empresarios pudieran hallar la mejor metodología, y un sitio especial para que eso se diera.
El laboratorio no es supertecnológico, pero sí es un sitio donde se gesta la innovación. Se llama Neurocity.
Nuestra apuesta es creer que en cada persona hay un genio creativo, pero a nadie lo premian por una pregunta, sino por la respuesta, y van matando a ese genio.
¿Qué resultados ha dado?
En solo cuatro años hemos atendido a más de 12.600 personas de empresas y emprendedores. Acá viene gente de Pereira, de Manizales, de todo el eje cafetero y de otros sitios.
¿Qué sigue en ese proceso?
Tenemos prototipado convencional y tenemos una impresora 3D pequeña, pero queremos sofisticar más ese tema, con equipos más avanzados y neuromakers, es decir, personas de las facultades de diseño que les ayuden a los empresarios a mejorar lo que hacen en el laboratorio.
¿Para cuándo estaría eso?
Estamos trabajando en el modelo de negocio, y entre diciembre y enero tendríamos el ajuste, porque el laboratorio está pidiendo ‘cuerda’ para crecer.