Con la difusión de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), el interés por los servicios creció fuertemente. Internet permitió la prestación a distancia de servicios entre el productor y el consumidor, abriendo un gran potencial para el comercio internacional. Además, las plataformas digitales facilitan la incorporación en productos industriales de varios tipos de servicios que generan la mayor parte de su valor para los clientes como ocurre, por ejemplo, en el caso de los teléfonos celulares.
Empresas de comercio electrónico como Alibaba, Amazon, Flipkart y Skype, facilitan el intercambio de bienes y servicios tradicionales. Del mismo modo, estas plataformas convierten ciertos bienes y servicios en enteramente digitales, como la música, los libros y el software.
Resultado de lo anterior, gradualmente se eliminan los límites tradicionales entre los bienes y los servicios. Varios servicios también son claves para la operación de las cadenas globales de valor de bienes, como la investigación y desarrollo (I+D), y de servicios logísticos, financieros y mercadotecnia.
Teniendo en cuenta estas nuevas realidades, la Cepal, en su informe ‘Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2017: recuperación en un contexto de incertidumbre’, ha dedicado un capítulo a revisar el comportamiento de la región en el comercio mundial de servicios modernos, mostrando lo atrasada que se encuentra al respecto.
El gran interés comercial por los servicios se evidencia en el hecho de que, entre el 2005 y 2016, el valor de las exportaciones mundiales de servicios modernos (telecomunicaciones, informática, financieros, seguros, pensiones, regalías y otros servicios empresariales) creció a un promedio anual del 6,7 por ciento, en comparación con un crecimiento anual del 4,5 por ciento de las exportaciones de servicios tradicionales (transporte, turismo, construcción, servicios personales, culturales y recreativos, y gubernamentales), y del 3,9 por ciento, en el caso de las ventas externas de bienes.
América Latina y el Caribe sigue siendo un jugador marginal en el comercio mundial de servicios. En el 2016, su participación en las exportaciones mundiales fue apenas de 3,1 por ciento, comparada con casi 6,0 por ciento de las ventas externas globales de bienes. Su cuota en las exportaciones de servicios tradicionales (4,4 por ciento en el 2016) fue mayor que la alcanzada en las de servicios modernos (1,8 por ciento). Dentro de la primera categoría, el mejor desempeño regional corresponde al turismo, que es la especialización por excelencia de los países de Centroamérica, el Caribe y México.
Suramérica es el mayor proveedor de servicios de la región, y en el 2016 concentró tres cuartos de las exportaciones totales. Centroamérica y el Caribe aportan una quinta parte al total de las exportaciones de servicios, aunque en algunas categorías su participación es mayor, como ocurre en el caso de turismo, transporte, servicios de telecomunicaciones e informáticos y servicios financieros. México, por su parte, hace un aporte pequeño a estas exportaciones regionales, con las excepciones de turismo, y seguros y pensiones.
Varios países de la región registran un superávit en el comercio de servicios tradicionales, entre los cuales se encuentra Colombia por el turismo y transporte aéreo. Solo dos países tienen un superávit en el comercio de servicios modernos: Costa Rica y Panamá. El primero se especializó en las exportaciones de servicios informáticos y otros empresariales intensivos en capital humano y especializado. El segundo es una de las economías de la región más especializadas en servicios financieros.
El análisis anterior se centra en las exportaciones directas de servicios. Sin embargo, muchos servicios se exportan de forma indirecta a través de su incorporación en bienes que son posteriormente exportados. Varias empresas industriales incorporan ciertos tipos de servicios para reducir costos mediante la mejora de la eficiencia productiva y la productividad. Ejemplo de ello son los servicios de transporte y logística, finanzas, tecnologías de la información y comunicaciones.
Con base en estadísticas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (Ocde) acerca del comercio internacional, en términos de valor agregado, se demostró que el valor de los servicios exportados indirectamente a nivel mundial es similar al de aquellos exportados de forma directa. En el caso de las economías más grandes de la región, las exportaciones indirectas de servicios oscilaron en el 2011 entre el 65 por ciento (Chile), y el 160 p% (México) de las exportaciones directas de servicios. El bajo porcentaje de Chile surge, en parte, de su especialización en productos básicos procesados, como el refinado de cobre.
Por el contrario, el alto porcentaje de México proviene de sus exportaciones de productos industriales de mediana y alta tecnología (automóviles y electrónica).
Aunque la mayoría de los países examinados han adoptado políticas activas para acelerar el desarrollo de su ecosistema digital, el esfuerzo no es suficiente y se requiere hacer mucho más capital humano y certificación, tratamiento impositivo empresarial y la atracción de inversión extranjera directa.