La decisión adoptada por la firma calificadora de riesgo Standard & Poor’s de rebajar la calificación crediticia de Colombia a BBB-, un nivel por encima de basura, parece no sorprender a muchos actores dentro del mercado.
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“Varios organismos internacionales han disminuido la proyección de crecimiento de la economía colombiana, con lo cual no es tampoco una sorpresa que se diera una rebaja en la calificación. Lo delicado es que hubiese pasado la calificación de grado de inversión a no tener este grado”, afirma Orlando Santiago, analista de la firma Fénix Valor.
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"El impacto en el mercado podría ser muy modesto puesto que el recorte ya estaba descontado", dijo Camilo Pérez, analista de Banco de Bogotá.
"Lo merecíamos", dijo Juan David Ballén, jefe de investigación económica de Casa de Bolsa de Bogotá. "Todos los indicadores de Colombia, el apalancamiento, déficit y crecimiento, sugerían que nuestra calificación debería reducirse".
Por su parte Daniel Velandia, director de investigaciones económicas de Credicorp Capital, no esperaba este movimiento de S&P tan pronto y lo veía en un escenario ya entrado en el 2018.
“Los mercados no tuvieron una reacción tan notoria. Es posible que el mercado haya descontado en buena parte ese potencial movimiento”, indicó.
“Nos colocaron una pequeña amonestación, una voz de alerta para ver de qué manera se mejoran las finanzas públicas en el futuro próximo”, indicó Joan Salcedo, docente del Politécnico Grancolombiano.
Sin embargo, la medida adoptada por S&P es una señal de alarma para el Gobierno entrante.
"La próxima administración probablemente se enfrentará a equilibrios difíciles entre satisfacer la norma fiscal de Colombia, el recorte de gastos y la recaudación de nuevos ingresos", indicó la calificadora en su informe.
“El efecto de fondo de la baja en la calificación puede ser bastante fuerte para el futuro económico del 2018. Es probable que los capitales se alejen cada vez más, haciendo que el dólar pueda seguir su camino alcista”, señaló Alexander Ríos analista de Estratégica.
Ríos asegura que “si un país tiene una mala calificación crediticia, lógicamente para poder seguir consiguiendo capitales para financiar sus egresos deberá pagar una tasa más elevada, que al final termina transmitiéndose a las personas, afectando el consumo y a la larga generando un demonio aún peor: impuestos”.
Otra cosa opina Orlando Santiago, para quien todavía es temprano para pensar en un encarecimiento del endeudamiento. “Tener mejor calificación ayuda en el momento de conseguir tasas más favorables al momento de endeudarnos, pero al final del día lo vamos a saber con la evolución del riesgo país. Si no se incrementa el riesgo país entonces, en términos reales, no se le cobrará una prima adicional al endeudamiento colombiano”, afirmó.
Pero de llegar a ese escenario, el panorama no sería muy promisorio.
“Obviamente el desenlace será una debilidad en los mercados (acciones y bonos) y un tipo de cambio que no se ve para el mediano plazo por debajo de los 2800-3000 pesos por dólar”, indicó Ríos.
Standard & Poor’s también señaló que los resultados de la reforma tributaria del año pasado que se implementó en 2017 “han sido inferiores a lo esperado y el cumplimiento del objetivo fiscal se ha basado parcialmente en el recurso a ingresos extraordinarios".
Esto haría pensar que la reforma con la que se aumentaron impuestos como el IVA, por ejemplo, fue en gran medida inoficiosa, o por lo menos eso piensan algunos sectores de la economía nacional, como es el caso de los comerciantes agremiados en la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco).
"La baja de calificación a Colombia por parte de S&P, muestra que alza de IVA ha sido un sacrificio inútil y que gobierno no ha hecho gran cosa por frenar gasto público improductivo", afirmó Guillermo Botero, presidente del gremio.
Pero, ¿es necesaria una nueva reforma tributaria? Para Santiago, hablar de ello es una posibilidad remota, por lo menos en la actual coyuntura electoral.
“No creo que ahora en inicio de campañas alguien se incline por decir que sea necesaria una reforma tributaria adicional. Quizás lo que va a considerar el mercado, y lo que debería hacer el Gobierno, es atacar mucho más las fugas de recursos por casos de corrupción. S&P pide unas mejoras fiscales, pero va a ser difícil que eso se ejecute en el corto plazo. Sin embargo, puede que de darse el crecimiento que parece tomar fuerza en las economías emergentes, las presiones por parte de las calificadoras se moderen, puntualizó.
“La principal tarea que nos dejan es fijarnos muy bien en las propuestas que se conocerán en época de elecciones frente a lo que será el manejo de las finanzas públicas en un contexto de repunte económico lento”, afirmó Salcedo.
“No veo inminente una reforma tributaria en este momento, pero está claro que para el 2019 hay que hacer una de estas dos cosas: recortar el gasto público o, ahí sí, hacer una reforma que le de más ingresos a la nación”, afirmó Velandia.
Julián Calderón H.
julcal@eltiempo.com