Una noche reciente, un funcionario que salía de trabajar de la Casa de Nariño observó una figura que deambulaba por pasillos y salones, con la mirada atenta a su celular. Iba a llamar a ‘seguridad’, cuando prefirió acercarse, y cuál sería su sorpresa…
-¡Presidente! -Sshhh -le dijo el mandatario, sin apartar la vista de la pantalla--. ¡Estoy esperando a que aparezca una especie para capturar!
-¿Guerrilleros? ¿Terroristas? ¿Narcotraficantes? ¿Bandidos? -preguntó intrigado el funcionario.
-¿Pero usted en qué país vive, hombre? -preguntó el Presidente-. ¿Es que no ha oído hablar del acuerdo de paz, el cese al fuego, el posconflicto? ¿No entiende que estamos en paz?
El funcionario bajó la cabeza y asintió, antes que le preguntara cómo se llamaba y en qué sección trabajaba.
-Estoy jugando Pokémon Go -le dijo el Presidente, más tranquilo y retornando el foco a su celular-. ¿Me imagino que sabe lo que es, no?
El funcionario encontró la oportunidad de reivindicarse.
-Por supuesto, señor -dijo-. Todo el mundo lo está jugando y le está dejando a Nintendo más ingresos que a los congresistas y al peluquero de Hollande.
-Déjese de pendejadas, le dijo el Presidente-, y más bien ayúdeme. No me vibra el celular. Ningún destello. No encuentro ningún Pokémon por acá. Ningún monstruo de bolsillo.
El funcionario se atrevió a advertir: “lo que pasa, Presidente, es que está cometiendo un error. La aplicación no funciona en recintos cerrados, tiene que salir”.
-¿Ah, sí?, dijo el Presidente-.
-Sí, señor. Si sale le van a aparecer varias criaturas para capturar. Pero tenga cuidado, señor…
-¿Por qué?
-Hay algunos problemas allá afuera, señor. El paro camionero, la delincuencia en las ciudades, la inflación, el costo de los alimentos tiene a la gente de aquí -se llevó las manos ahí-, las bandas criminales, el microtráfico…
-¿Usted no ve sino lo malo, no? -manifestó el Presidente, visiblemente molesto-. Con usted no se puede jugar…
-Disculpe, señor -dijo el funcionario, y se atrevió a seguir al Presidente, que ya se desplazaba hacia los jardines.
-La verdad, dijo el Presidente, en un tono discreto y como confidencial-, es que estoy esperando que aparezca en la pantalla un Pokémon que quiero cazar para la paz desde hace seis años…
-Si le puedo ayudar -dijo el funcionario.
-No, qué va… Si esta semana le mandé una carta como una pokeball blanca, pero no cayó…
El funcionario creyó entender. “Usted sabe, señor, los personajes se diferencian por sus poderes, capacidades y temperamentos…, avance al siguiente nivel, Presidente, usted no está solo…”
-Ya lo sé, dijo el Presidente-. El pueblo colombiano me apoya.
-Y los ministros, el Vicepresidente… -Sí, ellos también. Aunque algunos tienen sus propias apps y están tratando de cazar otras especies. Me va a tocar visitar las pokestops…
El funcionario creyó prudente apartarse. Se despidió con cortesía y respeto. En definitiva, esto del Pókemon Go es absolutamente viral.
Carlos Gustavo Álvarez G.
Periodista
cgalvarezg@gmail.com
columnista
El Pokémon nacional
POR:
Carlos Gustavo Álvarez
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