En los países democráticos uno de los acontecimientos más importantes son las diferentes elecciones que se realicen ya que de ellas dependen las nuevas orientaciones o estrategias que se tomen, el lograr que los ciudadanos participen y perciban que sus decisiones son tenidas en cuenta frente a lo que se quiere como sociedad, no solo ayudaría a la participación ciudadana sino que estimularía al sistema electoral para que funcione efectivamente con total transparencia y credibilidad.
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En este contexto, surge la inmediata necesidad de adecuar e implementar una serie de medidas en el sistema electoral que ayude a adoptar el uso del voto electrónico. La experiencia internacional afirma que la mayor preocupación se da en los temas éticos, los fabricantes y diseñadores de este tipo de tecnologias con sus respectivos softwares siguen desarrollando diferentes aplicaciones que garantizan procesos democráticos idóneos y ya muchos países lo han venido adoptando con buenos resultados donde se asumen una serie de riesgos que son solucionados en el muy corto plazo por los beneficios que ofrecen en el mediano y largo plazo con la implementación del voto electrónico.
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Existen diferentes grupos de interés que se ven afectados con el voto electrónico, principalmente, el gobierno y los electores, ambos actores deben evidenciar ventajas significativas no solo asociadas a los costos. En el caso de los electores, la votación electrónica debe generar una mejor experiencia, mayor confianza en que los votos serán contados correctamente y pueden ejercer su derecho democrático de manera más fácil y eficiente. Para el gobierno, esta modalidad de votación podría aumentar la participación y disminuir la abstención, reducir costos, aumentar la confianza de los electores, renovar el interés en temas políticos y garantizar un proceso más democrático y eficiente posible en la medida que los votos se contabilizan en tiempo real, se evita el sesgo y se puede elegir de manera más sencilla e informada reduciendo errores que se pueden generar en un proceso manual.
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Otra de las opciones que permite el voto electrónico es que el proceso de elección se realice por correo electrónico, lo cual podría favorecer a las personas que no pueden desplazarse a las urnas o se encuentran aisladas geográficamente de los centros electorales, lo cual podría disminuir la abstención y fomentar la participación ciudadana. Sin embargo, estos procesos requieren que los operadores de los sistemas garanticen todos los protocolos de seguridad de acuerdo con los requerimientos y parámetros electorales establecidos.
El voto electrónico también podría reducir el fraude, al contar con un proceso automatizado que elimina la posibilidad de alterar las votaciones. Sin embargo, es necesario que todo se genere de manera electrónica y no se generen copias de seguridad en papel, ya que en los últimos siglos esta modalidad ha demostrado que es fácilmente manipulable e insegura. Se debe por tanto definir claramente las reglas de juego y contar con nuevos desarrollos tecnológicos que garanticen una mayor confianza en los requerimientos de los procesos electorales en cada país.
En la medida que el voto electrónico genere confianza evidenciando que es un proceso transparente y seguro se logrará su masificación en todos los niveles, esto generará nuevas opciones de negocio para las compañías tecnológicas y garantizar un proceso democrático más efectivo y sin errores.
En los países en que se ha aplicado el voto electrónico, se ha evidenciado que los ciudadanos, el gobierno y las comisiones electorales puedan auditar el proceso electoral en cada una de sus etapas e incluso antes de que haya comenzado una elección se pueden realizar simulacros que garantizan la efectividad y transparencia del los sistemas utilizados.
En Colombia, es urgente comenzar a implementar estas nuevas tecnologías en la medida que los procesos electorales en el país son costosos y esta podría ser un opción para generar procesos democráticos eficientes y acordes a las tendencias mundiales donde se logren adaptar a las necesidades y preferencias del electorado y el gobierno. Se requiere por tanto empoderar y potencializar a las compañías nacionales en el desarrollo de software y tecnologías que permitan que el proceso electoral sea preciso, privado y verificable. Por ejemplo, en el año 2018 la Registraduría Nacional invirtió en cifras estimadas cerca de 2 billones de pesos en las elecciones realizadas, si se optará por el voto electrónico la inversión estaría por encima de los 500 millones de dólares que se deberían gastar inicialmente y con el tiempo los costos se reducen y se beneficia la sociedad en su conjunto.
Paralelo a estos desarrollos tecnológicos, es importante empoderar a los ciudadanos en sus derechos y deberes democráticos de tal manera que puedan apropiar el voto electrónico como una alternativa democrática fundamental con el criterio de poder elegir libremente y de manera informada porque de las elecciones depende el futuro del país y la sociedad.
Clara Inés Pardo Martínez, PhD.
Profesora de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.
Directora Ejecutiva del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT).