Una huelga de 24 horas de transportistas y sindicatos opositores en demanda de la reducción de un impuesto a los salarios paralizó este martes gran parte de la actividad en Argentina, a siete meses de las elecciones presidenciales.
Esta es la cuarta medida de fuerza que toman los sindicatos durante el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner, quien asumió el poder en el 2007 y finaliza su segundo mandato a fin de año.
Solo automóviles particulares circularon durante gran parte del día por Buenos Aires por la protesta que afectó la totalidad del transporte público, incluidos buses urbanos y de larga distancia, el metro y los ferrocarriles. Las líneas aéreas Aerolíneas Argentinas, Austral, la chilena LAN y la brasileña TAM cancelaron vuelos, mientras que el resto de las aerolíneas sufrieron desvíos o demoras.
ALTA ADHESIÓN
“Hubiera trabajado el 95% de la gente, pero no pueden porque no tienen con qué viajar”, declaró el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Al promediar la huelga, el dirigente de los camioneros, Pablo Moyano, expresó su esperanza de que “luego de este ‘parazo’ el Gobierno entienda que es un reclamo legítimo”.
Los sindicatos rechazan el impuesto a las ganancias que grava los salarios en escala progresiva de hasta 35% y que se aplica sobre los sueldos brutos de a partir de 15.000 pesos (unos 1.700 dólares). Este impuesto alcanza a un universo cada vez mayor de trabajadores, debido a que desde agosto del 2013 permanece invariable el monto mínimo a partir del cual se aplica, mientras que los sueldos tuvieron sucesivos aumentos producto de las negociaciones paritarias, en el marco de una inflación anual de 30%.
El ministro de Economía, Axel Kicillof, afirmó que el gravamen no se modificará porque “afecta a la minoría que más gana”, unos 850.000 trabajadores sobre una fuerza laboral de 11 millones de asalariados. El Gobierno necesita de esos ingresos para mantener numerosos programas de asistencia para sectores pobres.
Moyano rechazó esa cifra al asegurar que entre los 220.000 camioneros del país, un 85 o 90% paga impuesto a las ganancias. El dato oficial no toma en cuenta la evasión fiscal, ya que a menudo parte de los salarios más altos se abonan ‘en negro’ (sin declarar) y además hay sectores exentos, como el Poder Judicial y la renta financiera. La huelga fue convocada por tres de las cinco centrales obreras del sindicalismo argentino, aunque el reclamo es compartido por todos. Ese gravamen “es un problema real y es justo reclamar una solución. Pero no es motivo para ir a un paro nacional con el apoyo de grupos económicos poderosos y sectores de la derecha”, dijo Hugo Yasky, del sector sindical adepto al Gobierno.
CALCULAN US$ 340 MILLONES EN PÉRDIDAS
La huelga provocó pérdidas por unos 3.000 millones de pesos (US$ 340 millones), según cálculos de la consultora Analytica.
La estación terminal de trenes de Constitución, por donde llegan a diario centenares de miles de pasajeros desde la periferia sur, mantuvo las rejas cerradas, como otras estaciones centrales de la ciudad. En la capital, que duplica durante el día su población estable de tres millones de personas, algunos taxis circularon, pero muchos optaron por la bicicleta o la caminata.
Un tendal de basura en toda la ciudad de Buenos Aires dejó en evidencia la falta de recolección por el paro de camioneros, que también suspendió el expendio de combustibles.
Se plegaron además al paro muchos médicos, trabajadores bancarios y gastronómicos, entre otros.
AFP