La comunidad médica internacional aprobó ayer el uso de tratamientos no homologados contra el ébola, una fiebre hemorrágica que ha matado a más de mil personas.
Un comité de expertos reunidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó el uso del tratamiento primero en África Occidental. “Ante las circunstancias de la epidemia y bajo reserva de ciertas condiciones, se concluyó que es ético ofrecer tratamientos –cuya eficacia no ha sido aún demostrada y se desconocen sus efectos secundarios– como potencial tratamiento o de carácter preventivo”, explicó la OMS. La decisión coincide con la muerte por esta causa del sacerdote español Miguel Pajares, de 75 años, que cuidaba a personas afectadas por la enfermedad.
El misionero, primer enfermo contagiado con ébola en ser repatriado a Europa, trabajaba en el hospital San José de Monrovia, que dependía de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Es el cuarto miembro del personal de este hospital, cerrado el primero de agosto por las autoridades liberianas, que fallece en 10 días tras haberse contagiado del virus.
UN SÍ CONDICIONADO
El comité de la OMS condicionó el empleo de los tratamientos no homologados a una “transparencia absoluta en cuanto a los cuidados, a un consentimiento informado, a la libertad de elección, a la confidencialidad, al respeto de las personas y la preservación de la dignidad y la implicación de las comunidades”. También estableció “la obligación moral de recoger y compartir la información sobre seguridad y eficacia de estas intervenciones” que deben ser objeto de una evaluación constante. Hasta ayer iban 1.014 fallecimientos por el ébola y 1.848 casos registrados (confirmados, sospechosos y probables) en Guinea, Sierra Leona y Liberia, y en menor medida Nigeria, según el balance de la OMS. Por ahora, no hay cura ni vacuna.
Antes incluso del visto bueno de la OMS, EE. UU. había prometido enviar a Liberia un suero experimental, disponible en muy pocas cantidades, para tratar a los médicos infectados. Este, llamado ZMapp, se administró con resultados positivos a dos estadounidenses repatriados, pero no impidió la muerte del misionero español.
AFP