En poco más de dos semanas, los británicos elegirán al próximo Primer Ministro, en unos comicios que, de acuerdo a los sondeos de opinión, lucen como los más reñidos desde 1992.
Las elecciones generales del Reino Unido, previstas para el 7 de mayo, verán al opositor Partido Laborista tratando de sacar del poder al Partido Conservador, que gobierna desde el 2010.
Por el lado oficialista, el actual primer ministro, David Cameron, espera mantenerse en el cargo, que obtuvo con alianza del partido minoritario Liberal, de tendencia izquierdista.
En el sector opositor, el aspirante con más opciones para derrotar a Cameron es el laborista Ed Milaban, quien ganó la postulación por su partido, pese a todas las expectativas.
Sin embargo, las encuestas hablan de un empate técnico en 33 por ciento para cada corriente, algo que nunca se había dado en la historia británica.
Según los analistas, es poco probable que alguna de las dos corrientes consiga la mayoría en el Parlamento. De cumplirse el pronóstico, se produciría una crisis parlamentaria conocida como ‘hung parliament’ (un parlamento ahorcado), que resulta de una elección general donde ningún partido tiene mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes (cámara baja).
Para romper el empate, las toldas políticas tendrían que recurrir a las coaliciones entre dos o tres partidos, con el fin de crear una mayoría.
Eso ya había sucedido en el 2010, cuando Cameron ganó, pero sin mayoría suficiente para gobernar, y tuvo que aliarse con los liberales demócratas.
Los investigadores de la London School of Economics, Benjamin Lauderdale; de la Universidad de East Anglia, Chris Hanretty, y de la Universidad de Durham, Nick Vivyanue, dijeron en la página de internet Election Forecast que en esta ocasión tampoco habrá una mayoría absoluta, “pero los laboristas serán el partido más grande, con 285 asientos”. Asimismo, tendrían que conseguir 41 escaños adicionales para obtener la mayoría absoluta, que es de 326 escaños.
Según el periódico español ABC, los conservadores podrían lograr entre 290 y 295 puestos y si son los más votados gobernarían en coalición con el partido norirlandés DUP y apoyos puntales de los Liberal Demócratas.
Si ganan los laboristas, su soporte sería el Partido Nacionalista Escocés, que puede lograr 40 escaños en Escocia.
El sistema electoral británico, de tipo parlamentario, establece que quien gana en una circunscripción se lo lleva todo. Eso hace difícil establecer cómo podría configurarse el Parlamento.
Los analistas sostienen que la campaña que se vivirá en estas dos semana será una “batalla electoral”, donde “se dejarán a un lado los grandes debates para volcarse en los indecisos con planes concretos para cada circunscripción”.
Las fortalezas del Partido Conservador son la economía y el liderazgo de Cameron. Sus puntos débiles, una cierta arrogancia y el precio de las políticas de ajuste fiscal.
Del otro lado, el Partido Laborista basará su campaña en la crítica a los recortes de Cameron y su poco aprecio por lo público. Su punto débil es la levedad de sus propuestas económicas y que su líder, Ed Miliband, está mal valorado por el electorado.
María Victoria Cristancho
Subeditora
marcri@portafolio.co