En Chile están aumentando las preocupaciones de que podría ser el primer país suramericano rico en recursos impactado por la desaceleración en China y la creciente guerra comercial entre Washington y Pekín, conforme una caída de los precios del cobre ya está poniendo presión sobre la agenda económica del presidente Sebastián Piñera.
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Como primer productor mundial de cobre y una de las economías más abiertas de Suramérica, Chile es especialmente vulnerable a una caída en los precios del cobre, los cuales la semana pasada alcanzaron su nivel más bajo del año por preocupaciones sobre el crecimiento económico de China. El metal representa más del 43% de las exportaciones de Chile.
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Los desafíos que enfrenta Chile son una advertencia para los otros exportadores de materias primas de la región, dijeron los economistas, especialmente dada la reputación del metal para predecir los puntos de inflexión en la economía global.
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El prolongado auge económico de China fue un importante motor para el crecimiento latinoamericano durante muchos años. Ahora, la desaceleración de China y los efectos colaterales de los aranceles estadounidenses sobre el crecimiento de China podrían frenar aún más la demanda del gigante asiático de exportaciones suramericanas. La semana pasada, el Fondo Monetario Internacional redujo sus pronósticos de crecimiento para América Latina, y ahora pronostica que la región crecerá un 1,6% este año, 0,4% menos que sus pronósticos anteriores en el mes de abril.
Sin dudas, Chile ya está sintiendo la presión de la caída de los precios del cobre, que actualmente fluctúan en torno a los US$2,8 por libra. Los funcionarios han recalcado recientemente la importancia de que los precios del cobre se mantengan por encima de los US$3 por libra para que la agenda económica propuesta por el Gobierno sea viable.
Algunos temen que una caída sostenida de los precios del cobre pueda poner en peligro el ambicioso programa de reformas de Piñera, incluyendo los cambios en el sistema de pensiones del país y los muy necesarios planes de infraestructura.
Jorge Bande, un experto en minería en Santiago de Chile, argumentó que los menores ingresos de los impuestos a la minería podrían frustrar los esfuerzos de Piñera en cuanto a la consolidación fiscal, dado que la situación ya estaba “bastante extendida” antes de la reciente caída de los precios de este metal.
No obstante, Felipe Larraín, ministro de finanzas de Chile, señaló que un tipo de cambio más competitivo, lo cual se relaciona estrechamente con el precio del cobre, es bueno para la mayoría de las otras áreas de la economía. Aunque el sector minero domina las exportaciones, representa sólo el 10% de la producción económica general.
“Los exportadores de manufacturas y de productos agrícolas están bastante alegres ahora”, consideró Larraín, alegando que un tipo de cambio de libre flotación es una herramienta clave para amortiguar el golpe. Sin dudas, esto ayudó a Chile a sortear la caída más reciente en los precios del cobre ocurrida entre 2015 y 2016.
Además, Chile puede beneficiarse de algunos efectos secundarios de la guerra comercial, señala. Por ejemplo, si China impone gravámenes adicionales sobre el vino o la fruta importados desde Estados Unidos, podrían ser reemplazados por las importaciones procedentes de Chile, tal como se han beneficiado las exportaciones de soja brasileñas de la imposición de un arancel del 25% sobre las exportaciones estadounidenses.
También destacó un proyecto de ley de modernización fiscal que proporcionará incentivos para los ahorros y las inversiones, así como también esfuerzos para reducir las trabas burocráticas para grandes proyectos de inversión y planes para alianzas público-privadas en proyectos de obras públicas.
Axel Christensen, estratega jefe de inversiones para Latinoamérica e Iberia del BlackRock Investment Institute, señaló que, a pesar de sus vulnerabilidades comerciales, Chile está menos expuesto a la volatilidad financiera que muchos otros mercados emergentes que se han visto seriamente afectados en los últimos meses, especialmente en la vecina Argentina.
“Sin embargo, el efecto neto de una guerra comercial para la economía chilena debería ser negativo, pues sus principales exportaciones se relacionan principalmente con el cobre, el cual depende del ritmo de crecimiento de China”, advirtió. Todo dependerá de cuán grave sea el conflicto comercial entre EE. UU. y China, lo cual aún sigue siendo incierto, apuntó.
Benedict Mander