En medio de multitudinarias protestas encabezadas por estudiantes y organizaciones sindicales en Lima (Perú), el Congreso unicameral de ese país echó abajo una polémica ley laboral juvenil que había sido promulgada por el presidente Ollanta Humala en diciembre pasado.
Esa iniciativa también buscaba fomentar la confianza empresarial en momentos en que la economía peruana está mostrando señales de desaceleración. Muestra de ello es que Perú, tercer productor mundial de cobre, ha visto impactadas sus exportaciones, principalmente mineras, debido a menores precios de los metales y a una reducción de las inversiones.
La reforma al empleo juvenil planteaba que las empresas podían contratar a personas de entre 18 y 24 años sin un fondo de desempleo ni gratificaciones y con vacaciones recortadas a 15 días al año frente a los 30 días de la legislación actual. Los jóvenes, que se oponían, temían despidos y que fueran cambiados por trabajadores a menor costo.
Sin embargo, el gobierno de Humala sostuvo que el objetivo de esa ley era dar una oportunidad a los jóvenes desempleados y reducir la informalidad en el mercado laboral.
La polémica alrededor de la reforma fue capitalizada por la oposición, un año antes de las elecciones. “Triunfo juvenil. Se hizo justicia a la juventud amenazada por la discriminación”, dijo el exmandatario Alan García, considerado como candidato presidencial para los comicios de abril de 2016.
HUMALA PIERDE FUERZA
La polémica alrededor de la ley le costó a Humala la pérdida de uno de sus legisladores claves. El partido de Gobierno, que sufrió el año pasado otra derrota al derogarse una reforma en el sistema de pensiones, tiene ahora 34 representantes en el Congreso, uno menos que los de movimiento del expresidente Alberto Fujimori.
Humala, cuya gestión acabará en julio del 2016, ha perdido el apoyo oficialista en el Congreso desde que ganó la presidencia y abandonó sus propuestas radicales de izquierda para gobernar.
Reuters