1. ¿Cuánto debe Venezuela?
Venezuela tiene alrededor de US$63.000 millones en bonos extranjeros en circulación, de acuerdo con Torino Capital, mientras que el banco central estima que la deuda externa total del país se acerca a US$90.000 millones. La cifra real, según la mayoría de los analistas, es mucho más alta.
PDVSA, la compañía petrolera estatal, ha vendido bonos con un valor de US$28.000 millones y debe miles de millones de dólares más en pagarés" Venezuela debe aproximadamente otros US$4.000 millones a los acreedores que han demandado al país ante el tribunal del CIADI del Banco Mundial. Stuart Culverhouse, economista Jefe de Exotix, cree que la deuda externa total del sector público ha alcanzado entre US$100.000 millones y US$150.000 millones.
2. ¿Qué quiere hacer Venezuela?
No se sabe. El presidente venezolano Nicolás Maduro ha mencionado que quiere “refinanciar” y “reestructurar” las deudas externas del país. Pero el refinanciamiento normalmente significa una acción voluntaria mientras que la reestructuración implica una acción que fuerza a los acreedores a hacerse un ‘corte de pelo’ (reducir el valor de una reclamación). Es importante señalar que debido a las sanciones que impuso EE. UU. este verano las dos opciones no son viables.
El hecho de que Maduro haya nombrado al vicepresidente Tareck El Aissami como el negociador principal con los tenedores de bonos complica las cosas aún más. Aissami ha sido sancionado por EE. UU. como presunto narcotraficante, lo cual significa que los grupos de inversión estadounidenses — los mayores tenedores de la deuda venezolana — no pueden iniciar conversaciones con él.
3. ¿Por qué está haciendo esto Venezuela?
Si Venezuela tuviera un gobierno competente y políticas más ortodoxas, probablemente podría manejar la carga de su deuda. Aunque las exportaciones de petróleo están disminuyendo, todavía cuenta con las reservas probadas más grandes del mundo y los precios han estado en su nivel más alto por más de dos años.
Pero los malos manejos de Chávez y Maduro, y la caída de los precios del petróleo han tenido un impacto negativo. Según el FMI, la economía ha caído un tercio en cinco años.
Las preocupaciones de que un incumplimiento desencadenaría demandas de acreedores que podrían poner en peligro sus ingresos de exportación de petróleo han impulsado a Venezuela a mantenerse al día más tiempo de lo esperado. Esto lo ha logrado en gran parte debido a la generosidad de China y Rusia y empeorando la vida de sus ciudadanos al limitar las importaciones.
El país tiene pocas opciones. Venezuela se ha retrasado en los pagos de intereses, lo que demuestra la “importante presión fiscal” que enfrenta el país, señala S&P. Las reservas de divisas extranjeras están por debajo de US$10.000 millones, y gran parte es oro que será difícil de liquidar.
4. ¿Cómo reaccionaron los mercados?
Mal. El precio de los bonos venezolanos que se vencen en agosto del próximo año ha caído de 72 centavos por dólar a cerca de 34 centavos esta semana, ya que los inversores reaccionaron con cierto pánico cuando se anunció la reestructuración y los operadores bancarios se retiraron del mercado.
Algunos inversionistas siguen pensando que las dificultades que enfrentaría Venezuela con respecto a la reestructuración de sus deudas — junto con un horario de pagos menos oneroso en los próximos meses — podría proporcionar un respiro necesario hasta 2018.
Pero la semana pasada, S&P rebajó la calificación de Venezuela al siguiente nivel inferior sin estar en incumplimiento de pago, argumentando que incluso existía la posibilidad de un incumplimiento total en los próximos tres meses. Esa visión negativa se refleja en el costo creciente de las permutas, o los swaps de incumplimiento crediticio venezolanos, un tipo de garantía de la deuda.
5. ¿Puede librarse de este desastre?
Rusia podría proporcionar un préstamo garantizado por activos petroleros venezolanos que el Gobierno podría usar para pagar a los acreedores, o para recomprar algunos de sus bonos con su actual descuento favorable.
Venezuela también podría tratar de mejorar su espacio fiscal separando a PDVSA del Estado, incurriendo en el incumplimiento de estas últimas deudas mientras permanece al día con los bonos de la petrolera. En teoría, eso podría impedir que los acreedores interrumpan las ventas de petróleo de PDVSA, mientras Venezuela ignora a sus acreedores soberanos. Demandar a países es mucho más difícil que demandar a compañías con activos que pueden ser confiscados.
Las deudas estatales venezolanas podrían, en teoría, reestructurarse sin un intercambio tradicional de deuda, a través de las llamadas ‘cláusulas de acción colectiva’ que podrían permitir que los tenedores de bonos voten para acordar sobre un plan de reestructuración mientras se evitan las sanciones de EE. UU.
6. ¿Podría funcionar esta estrategia?
Probablemente no. “A menos que el Gobierno pueda persuadir a sus acreedores de que puede pagar sus deudas en el futuro”, dice Edward Glossop de Capital Economics, “no es probable que veamos una renegociación exitosa”.
Además, la compartimentación de PDVSA del Gobierno será difícil. Crystallex, una compañía minera canadiense, ya está demandando a Venezuela y está argumentando que PSDVA es el ‘álter ego’ del Estado. Si Crystallex gana, impulsará a otros acreedores a tratar de confiscar los activos de Venezuela y PDSVA de manera intercambiable.
Según los inversores y los analistas, el resultado más probable es un período de limbo financiero — y una reestructuración excluida por las sanciones de EE. UU. — durante el cual Venezuela enfrentará un torrente de demandas que causarán aún más problemas en los próximos años.