La Eurozona propuso poner a Grecia prácticamente bajo tutela a cambio de un tercer plan de rescate, según un documento preliminar que sirve de base a las negociaciones en curso entre Atenas y sus socios.
El borrador, preparado por los ministros de Finanzas de la zona euro, no descarta además un 'Grexit'. "En caso de que no haya acuerdo, se deberían ofrecer a Grecia rápidas negociaciones para una salida temporal de la zona euro", reza el texto.
Este pasaje, inscrito a petición del ministerio alemán de Finanzas, está entre corchetes, lo que indica que no es una propuesta definitiva.
"El texto en su conjunto es muy malo, intentamos encontrar soluciones", dijo una fuente griega, y afirmó que su país no puede "esperar más" para encontrar un acuerdo.
Para "restablecer la confianza", el borrador exige además que el parlamento apruebe antes del 15 de julio, es decir dentro de tan sólo tres días, las medidas de ajuste y pide supervisar ciertas leyes. "El gobierno griego deberá consultar y acordar con las instituciones todos los proyectos de ley en áreas relevantes antes de someterlas a la consulta pública o al parlamento", afirma el eurogrupo.
Los ministros de Finanzas cifran las necesidades para un tercer rescate de Grecia entre unos 82.000 millones de euros y 86.000 millones y piden además una "reforma ambiciosa" de las pensiones, la apertura de comercios los domingos, la liberalización de farmacias y de otros sectores como el energético, así como nuevas privatizaciones.
Desconfianza y tensión
La desconfianza y las dudas sobre la voluntad de Grecia de aplicar las reformas y ajustes que presentó la semana pasada marcaron el arranque de esta cumbre, en la que Alemania y Francia se oponen radicalmente. "No habrá acuerdo a cualquier precio", dijo la canciller alemana Angela Merkel al llegar a la reunión y aseguró que se ha perdido "la moneda más importante: la confianza y la fiabilidad".
"Francia hará todo lo posible para alcanzar un acuerdo", afirmó por su parte el presidente francés François Hollande, mientras que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, aseguró que un acuerdo era posible "si todas las partes lo quieren". La cumbre de los 19 líderes de la eurozona, convocada de urgencia la semana pasada y presentada como la de la última oportunidad para evitar lo peor, "durará hasta que concluyamos las negociaciones sobre Grecia", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Para facilitar las negociaciones, Tusk decidió cancelar un encuentro dedicado a Grecia que estaba previsto el domingo 12 de junio con los 28 líderes del bloque europeo.
Atenas presentó la semana pasada un paquete de reformas y ajustes para convencer a sus socios de la zona euro de que le otorguen un tercer programa de rescate, que ya se beneficio de dos rescates en 2010 y 2012.
El paquete presentado por Atenas, que incluye recortes de pensiones, subidas del IVA, privatizaciones y nuevos impuestos para las empresas, no parecieron suficientes a los socios europeos de Atenas, que desde el sábado han hecho patentes su divisiones. Incluso el sábado el presidente del Eurogrupo decidió suspender el encuentro después de que el ministro alemán Wolfgang Schauble le pidiera al presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que no le tomara "por imbécil", según la agencia griega ANA.
Entre las opciones sobre la mesa hay también una propuesta alemana de crear fuera de Grecia un fondo que reagrupe los activos griegos fruto de las privatizaciones prometidas por un total de 50.000 millones de euros. Este fondo serviría luego para pagar la enorme deuda del país.
Desde el sábado, dos de los países más duros con Grecia, Alemania y Finlandia, no ocultan su deseo de que Grecia salga de la zona euro, al menos de manera temporal. Grecia, en donde desde hace dos semanas entró en vigor el control de capitales, espera ahora un desenlace.
"Un acuerdo en un campo de minas" titulaba este domingo el periódico griego To Vima, mientras que el Eleftheros Typos ve el "futuro de Grecia en el filo de la navaja". Desde que se impuso el corralito el 29 de junio, la economía griega está paralizada.
Los bancos sobreviven únicamente gracias a la ayuda de urgencia del BCE, que espera una decisión política para determinar si sigue apoyando al país. En este contexto, el primer ministro Alexis Tsipras se entrevistó por teléfono con el secretario estadounidense del Tesoro Jack Lew, buscando su apoyo para un acuerdo que "respete a los griegos".
GRECIA ASUME PARTE DE LAS EXIGENCIAS, PERO RECHAZA OTRAS
El Gobierno griego ha asumido que tendrá que aceptar buena parte de las duras medidas puestas sobre la mesa por sus socios de la eurozona como condición para lograr un tercer rescate, pero también rechaza cuestiones clave como la participación del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Hay varias cuestiones sobre la mesa de gran importancia. Creemos que al final se trata de intentar llegar a compromisos, de voluntad política", dijeron fuentes del Ejecutivo heleno en Bruselas. El primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha defendido ante sus homólogos durante la cumbre del euro que flexibilicen la posición pactada en el encuentro de ministros de
Economía y Finanzas de la zona del euro, un documento muy detallado en el que varias cuestiones permanecen aún abiertas. Sin embargo, sí que se han consensuado unos "requisitos mínimos para iniciar las negociaciones con las autoridades griegas", que deben ser aprobados antes del miércoles, para que la eurozona dé su visto bueno al inicio de las negociaciones hacia un tercer rescate para Grecia.
Tsipras ha trasladado a sus socios la urgencia de que se tome hoy una decisión firme, que sirva de base al Banco Central Europeo (BCE) para aumentar mañana las líneas de liquidez de emergencia de las que se alimentan los bancos griegos. Atenas recalca que, tras dos semanas de corralito bancario, la situación del sector es muy precaria y la necesidad de aumentar su liquidez, real.
Apuntan a unas "reformas ambiciosas de las pensiones" para asegurar su sostenibilidad, a ajustes en el IVA, un ambicioso plan de privatizaciones y una revisión de la legislación laboral en cuestiones tan delicadas como los despidos colectivos. Para el Gobierno de Grecia, los principales puntos de desacuerdo son la participación del FMI en un futuro programa, que los socios estiman que podría necesitar entre 82.000 y 86.000 millones de euros. Otro "gran problema" para Atenas es la propuesta alemana de crear un fondo fiduciario con activos públicos helenos por valor de unos 50.000 millones de euros, con el objetivo de privatizarlos a lo largo del tiempo y que se reduzca con ellos la deuda.
La referencia a la creación de este fondo se encuentra entre corchetes, es decir, abierta a discusión y no consensuada, y como alternativa se plantea la creación de una autoridad "independiente" que surpervise y analice los precios de los activos del plan de privatizaciones que los socios exigen a Atenas, para asegurarse de que se ejecuta tras años de retrasos.
El Gobierno liderado por Tsipras considera esa cifra desorbitada, dada la situación de la economía griega, que prácticamente no ha salido de la recesión desde 2007.
Atenas también insiste en la necesidad de que se mantenga la posibilidad de aplicar una quita a su deuda, punto que el documento del Eurogrupo es claro en su rechazo. Grecia tampoco está dispuesta a optar por salir de la eurozona para acceder a una reestructuración de su deuda, tal y como también sugiere el documento en otro de los apartados que no han sido aún consensuados.
Las fuentes gubernamentales también rechazaron que existan contactos entre los partidos de cara a un cambio en la coalición gobernante, ante las tensiones que las propuestas puestas sobre la mesa por los socios europeos han creado en el seno de Syriza.
Agencias