El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha comenzado los preparativos para un posible rescate de Venezuela que podría requerir US$30.000 millones o más anualmente en ayuda internacional, además de acompañar a una de las reestructuraciones de bonos más complejas del mundo y representar una enorme prueba de las reglas del Fondo.
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El FMI no ha tenido una relación oficial con Venezuela desde que Caracas rompió los vínculos en 2007, y no ha realizado una revisión en el país en los últimos 13 años.
Los funcionarios insisten en que no existe un rescate inminente, y han declarado públicamente que solo están llevando a cabo una supervisión normal, haciendo hincapié en que no han tenido contacto significativo con el Gobierno aparte de las respuestas ocasionales de bajo nivel ante las solicitudes de datos.
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Pero, durantelos últimos meses, el personal del FMI ha sacado discretamente cálculos para implementar un posible rescate financiero que, de suceder, podría ser más grande desde el punto de vista financiero, y más políticamente complejo que su muy criticada participación en Grecia.
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“El mercado necesita estar adecuadamente preparado para esto”, comentó un alto funcionario del FMI.
“Esto va a ser una mezcla de Argentina con Grecia en términos de complejidad”, agregó Douglas Rediker, un exrepresentante estadounidense ante el FMI.
Venezuela celebró el domingo elecciones para 23 gobernaciones en las que las encuestas indicaban que la oposición derrotaría al Gobierno en medio de una severa recesión económica que ha reducido la economía en un tercio y que tiene una inflación que se estima en más de 1.000%.
La escasez de divisas ha reducido las importaciones en un 80% en cinco años, dejando al país tambaleándose al borde del incumplimiento y sufriendo una extrema escasez de alimentos y medicinas.
El lunes, el consejo electoral dominado por el Gobierno anunció que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) gobernante había ganado 17 delas 23 gobernaciones. La oposición denunció los resultados como fraude, y declaró que se negaría a reconocerlos, lo cual aumentará la perspectiva de nuevas sanciones internacionales contra el Gobierno.
“Estamosmuy preocupados por las dramáticas condiciones económicas y humanitarias
en Venezuela”, expresó un portavoz del FMI. “Hemos estado recopilando información y siguiendo la situación de cerca, incluyendo la monitorización de cómo la crisis está
afectando a los países vecinos”.
Venezuela está casi completamente fuera de los mercados internacionales de capital, y una controvertida colocación de deuda a principios de año con Goldman Sachs tuvo un rendimiento estimado del 48%. En cambio, el FMI típicamente presta al 2%.
Sin embargo, el mayor obstáculo para el rescate de Venezuela por parte del FMI es el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, quien se ha aferrado al poder a pesar de la creciente presión para que renuncie. Las protestas callejeras de oposición este año dejaron a más de 125 fallecidos.
Los programas del FMI dependen de una solicitud de un Gobierno para obtener ayuda y de la cooperación de las autoridades nacionales. Pero “no ha habido diálogo alguno”, declaró un alto funcionario del FMI. “Además, mucho depende de la naturaleza de cualquier transición política. Si no hay consenso, la comunidad internacional no querrá invertir buenos fondos en malas circunstancias”, destacó.
Otro factor que probablemente demore cualquier programa de préstamos es la falta de estadísticas confiables. La última vez que Venezuela tuvo una llamada consulta del Artículo 4 fue en 2004, y los funcionarios comparan la falta de información con lo que presenciaron en los países del bloque soviético antes de la caída del Muro de Berlín.
La magnitud de las necesidades de Venezuela probablemente también será un problema. Normalmente, los programas del FMI a lo largo de tres a cuatro años se limitan a un máximo del 435% de la cuota de un país, la cual, en el caso de Venezuela, sería de US$23.000 millones.
Otros prestamistas multilaterales podrían aportar otros US$2.000 millones cada uno, y los donantes bilaterales — de Europa y de EE. UU. — podrían llegar a los US$5.000 millones.
Esto resulta en un posible paquete plurianual total de aproximadamente US$32.000 millones.
Pero Venezuela probablemente necesitaría ese monto anualmente. Devolver las importaciones a los niveles de 2015 de US$35.000 millones, y así impulsar el consumo y una cierta reconstrucción del deteriorado capital social del país, requeriría un respaldo de la balanza de pagos de US$22.000 millones anuales.
Además de eso, el déficit fiscal, actualmente alrededor del 7% del producto interno bruto (PIB), tendría que ser financiado. En total, Venezuela pudiera necesitar US$30.000 millones al año en ayuda dela comunidad internacional.
Eso es mucho más de lo que pudiera estar disponible, amenos que Venezuela pueda convencer al FMI y a accionistas como EE. UU. de que le otorguen “acceso excepcional”.
Eso sucedió con Grecia, el cual obtuvo líneas de crédito del FMI por un valor de 17 veces su cuota. Con un tratamiento similar, Venezuela — el cual cuenta con las reservas de energía más grandes del mundo — podría pedir prestados más de US$88.000 millones.
Pero la política se encuentra en una tensa situación. Los republicanos en el Congreso
estadounidense exigieron un endurecimiento de las reglas de acceso excepcional del FMI como condición para aprobar las reformas de cuotas del FMI en 2015, y una “exención sistémica” pasada apresuradamente a favor de Grecia en 2010 todavía es vista con desdén.
Otra complicación radica en la inevitable reestructuración de la deuda que acompañaría a cualquier rescate. La carga total de la deuda de Venezuela es de unos US$140.000millones, incluidos US$70.000 millones de bonos negociados, préstamos bilaterales chinos y rusos, pagarés emitidos a proveedores no pagados y reclamaciones de indemnización por parte de compañías nacionalizadas.
Eso es equivalente al 116% del PIB con pagos de servicio de la deuda de alrededor
del 75% del valor de las exportaciones venezolanas, el cual es, según Torino Capital, el nivel más alto del mundo.
Sin embargo, al menos una parte de las intervenciones normales del FMI puede haberse dado. Los programas del FMI se han asociado con la austeridad, y Venezuela ya ha sufrido una caída masiva en el consumo.
“La parte más dolorosa del ajuste ya ha sucedido”, comentó Miguel Angel Santos, un economista del Centro de Desarrollo Económico dela Universidad de Harvard, quien ha estudiado los escenarios de transición venezolanos.