No solo obreros sino también profesionales son las víctimas de un creciente tráfico internacional de trabajadores, que llegan anualmente a los Estados Unidos con la esperanza de obtener mejores condiciones de vida.
La mayor parte de los casos investigados corresponden a personas que vienen con visas legales de trabajo y que resultan engañadas y explotadas, como en las peores épocas de la esclavitud. Así lo acaba de revelar un primer estudio de su tipo, hecho a profundidad por expertos de la Universidad de Northeastern, en Boston y el Instituto Urbano de Washington, con el apoyo del Instituto Nacional de Justicia.
LOS CASOS CONCRETOS
Uno de los hechos más representativos, dentro de un total de 122 que hicieron parte del estudio, está relacionado con la contratación de aproximadamente un centenar de obreros procedentes de India, para la reparación de infraestructura petrolera posterior a la destrucción del huracán Katrina, en el Golfo de México. En el proceso de trámites para obtener la visa H2B, de trabajador temporal, los mismos terminaron asumiendo costos en promedio de 25 mil dólares, viviendo en contenedores donde se hacinaban hasta 24 personas e impedidos a salir de su confinamiento bajo la vigilancia de guardias de seguridad. Adicionalmente se les cobraba una renta de vivienda mensual de mil dólares, que con otros cargos, se descontaba de su salario.
El intento de suicidio de uno de ellos llevo la situación al conocimiento de las autoridades, cuyo juicio está a cargo de una corte en la ciudad en Nueva Orleans, e involucra a la empresa Signal Internacional, especializada en la reparación de barcos y plataformas petroleras.
Según datos citados, del Departamento de Justicia, los casos reportados tanto de explotación sexual como laboral oscilan entre los 14 mil y los 17 mil anualmente. Pero solo hasta el año 2000 se adoptaron normas para penalizar dichas prácticas y solo recientemente se han aplicado algunas sanciones drásticas.
De acuerdo con los directores del estudio, Collen Owens y Amy Farrel, en un 71 por ciento de los casos los trabajadores portaban sus documentos legales.
Un 37 por ciento, se dedicaba a los servicios domésticos; 19 por ciento a la agricultura; 14 por ciento trabajaban en restaurantes; 10 por ciento en construcción; 10 por ciento en hoteles; 7 por ciento en ferias y eventos; y 4 por ciento en la industria manufacturera.
La mayor parte fueron atraídos con falsas promesas, tanto por empresas de reclutamiento como subcontratistas.
Un 59 por ciento logro escapar de sus captores, después de trabajar largos periodos y recibir poca paga, bajo la amenaza de la deportación, comprobándose un total desconocimiento de sus derechos laborales, dijeron los expertos.
En Cleveland, Ohio, en un caso investigado por el FBI, una pareja fue condenada a pagar 30 años de prisión, después de mantener retenida por 4 años, a una empleada domestica y su pequeña hija, trabajando jornadas intensas, y durmiendo en un sótano en el piso de cemento, bajo llave.
En Miami, otra pareja afronta cargos de prisión de 7 años y el pago de una indemnización de 167 mil dólares, por retener a una niña haitiana de 14 años realizando oficios domésticos a lo largo de seis años.
AMÉRICA LATINA Y ASIA, LOS MÁS AFECTADOS
El mayor número de trabajadores afectados por dichas circunstancias provienen de Asia y Latinoamérica. En buena parte han debido desembolsar un promedio de 6 mil dólares, por obtener la apetecida visa de trabajador huésped o invitado. Los investiga- dores recomendaron una mayor coordinación entre las autoridades de migración, laborales y de justicia, para abordar la situación de una manera integral y evitar los numerosos abusos que configuran los hechos que caracterizan la que denominan como ‘la esclavitud moderna’.
Germán Duque
Miami