El sobrecosto que significa el fracaso escolar, manifestado en la repetición de años escolares, es equivalente a tres veces el valor de las metas de cobertura universal desde el nivel inicial (preescolar o jardín de infantes) hasta el secundario inferior, resalta el informe 'Completar la escuela. Un derecho para crecer, un deber para compartir".
El estudio de Unicef, en el que traza el panorama educativo de la región, demuestra que el dinero que se invierte en los estudiantes que deben volver a cursar un año escolar representa el 0,34 por ciento del PIB de los países latinoamericanos y caribeños y un 7 por ciento del gasto educativo regional.
Los gastos son de tan altas proporciones debido a que alrededor del 13 por ciento de los alumnos matriculados en la educación inicial, primaria y secundaria está repitiendo un curso.
Los sobrecostos improductivos para el sistema de la región (que invierte el 4,5 por ciento de su PIB en educación, frente al 12,4 por ciento de los países más desarrollado) han incrementado alarmantemente el costo de producir un egresado, por el que se paga dos o más veces para que consiga un mismo grado.
Sin embargo, en este contexto, en el que los recursos son limitados aún, se le da prioridad a mantener a los alumnos en la escuela, aunque repitan.
El documento señala que, de solucionarse esta situación de fracaso escolar, se podrá disponer de más dinero destinado a incorporar nuevos alumnos al sistema, por lo que hasta que esto no se resuelva no se podrán conquistar las metas de cobertura.
Los estudiantes que repiten algún curso hacen parte de los 15,6 millones de niños y adolescentes que asisten a la escuela arrastrando algún tipo de fracaso escolar, con lo cual quedan en riesgo de no culminar sus estudios.
Esto ha sido determinante también para que actualmente el 22 por ciento de los estudiantes que deberían estar cursando la secundaria no hayan finalizado la primaria, debido de igual forma al ingreso tardío al sistema educativo.
Según el informe, nueve millones de estudiantes latinoamericanos y caribeños sufren un desfase de dos o más años entre el grado en el que se encuentran y la edad que tienen.