Las tensiones geopolíticas en el Medio Oriente y Europa Oriental se han moderado recientemente, con lo cual la incertidumbre frente a la política monetaria global ha vuelto a pasar a un primer plano, pero esta vez a favor de las expectativas de mayor liquidez por más tiempo. Los pobres datos económicos publicados la semana pasada en la Eurozona y Japón aumentan la probabilidad de que sus respectivos bancos centrales se vean en la necesidad de adoptar nuevas medidas de estímulo monetario en los próximos dos trimestres, según lo venimos anticipando, lo que compensará en gran medida los temores asociados a un aumento anticipado de tasas de interés en EE. UU.
En la Eurozona, el Banco Central Europeo (BCE) advirtió recientemente que las tensiones geopolíticas en Rusia, Ucrania, Irak y Gaza habían aumentado el riesgo a la baja en las proyecciones de crecimiento económico de la región, que ya de por sí eran muy modestas. Los datos del PIB del segundo trimestre que se publicaron la semana pasada alimentaron aún más esta preocupación. La economía se estancó al registrar un crecimiento nulo, luego de haber crecido un tímido 0,2 % en el primer trimestre, en medio de un pobre desempeño de los países con más peso dentro de la unión monetaria: sendas contracciones de 0,2 % en Alemania e Italia y crecimiento nulo en Francia.
Por otro lado, la inflación cayó a 0,4 % en julio, su nivel más bajo desde octubre del 2009 y acercándose peligrosamente a terreno negativo. Aún más preocupante es que las expectativas de inflación de corto y mediano plazo implícitas en los mercados europeos han registrado caídas importantes desde que el BCE anunció unas nuevas medidas de inyección de liquidez a comienzos de junio. Estos indicadores se han desplomado a niveles no vistos desde que estalló la gran crisis financiera global a finales del 2008 y cada vez se alejan más de la meta de inflación de 2 %. Este comportamiento sugiere que las recientes medidas de estímulo monetario en la Eurozona gozan de baja credibilidad y que podrían no ser suficientes.
En nuestra opinión, estos indicadores, junto a otros factores que hemos analizado anteriormente en esta misma columna (contracción del crédito, amplia brecha negativa del producto y la expectativa de que su cierre tarde varios años, persistencia de altos niveles de desempleo, y una tasa de cambio relativamente fuerte, entre otros), evidencian que la Eurozona requiere de más estímulo monetario y refuerza nuestra expectativa de que el BCE iniciará un programa de expansión cuantitativa a finales de este año o comienzos de 2015, por un monto que podría superar los 750 mil millones de euros.
En Japón, la semana pasada se reportó que la economía se había contraído a una tasa anualizada de 6,8 % en el segundo trimestre, el peor desempeño trimestral desde el terremoto y tsunami que azotaron a ese país en marzo del 2011. Llaman la atención las contracciones anualizadas de 19,2% en el consumo privado (60 % del PIB) y de 9,7 % en la inversión privada en el trimestre. La razón principal de estas caídas fue el fuerte aumento del impuesto al consumo en abril, que pasó de 5 % a 8%. En anticipación al alza impositiva, buena parte del gasto y de la actividad económica se adelantó a los meses previos, lo cual explica que la economía haya registrado un fuerte crecimiento anualizado de 6,1 % en el primer trimestre, pero que después se revirtió en el segundo.
Aunque esta situación matiza en gran medida la contracción económica en el segundo trimestre, y seguramente habrá un repunte en el tercero, creemos que la dinámica del gasto de los hogares decepcionará en los próximos trimestres. La mayor tarifa impositiva ha contribuido significativamente a empujar la inflación al alza desde abril, pero la evolución de los salarios sigue rezagada: los salarios reales cayeron 3,8 % anual en junio, la peor contracción en años. El ingreso real de los hogares se está deteriorando y el resultado será una mayor debilidad en el consumo privado, que a su vez moderará la recuperación económica. En consecuencia, creemos que el Banco Central de Japón (BoJ) deberá moderar su optimismo con respecto a la economía y en el último trimestre esperamos que anuncie la extensión de su programa de inyección de liquidez a través de la compra de activos más allá de marzo del 2015 (fecha tentativa de culminación de su actual programa de estímulo), a un ritmo cercano a los 7 billones de yenes mensuales (70 mil millones de dólares).
En EE. UU., a pesar de que los datos económicos han sido algo mejores que lo esperado en el último mes, creemos que la Reserva Federal se seguirá enfocando cada vez más en los indicadores del mercado de trabajo que apuntan a una ‘significativa’ subutilización de los recursos laborales, lo cual sugiere que falta un tiempo considerable para comenzar con el ciclo de normalización de tasas de interés en ese país.
Hasta finales de octubre, la Reserva Federal seguirá imprimiendo nuevos dólares al sistema financiero global y luego esperamos que el primer incremento en la tasa de referencia ocurra en el último trimestre del 2015. El comienzo del retiro de la liquidez en EE. UU. aún no es cercano, aunque esa discusión cada vez toma más forma. Sin embargo, el aumento en la probabilidad de nuevas medidas agresivas de política monetaria en la Eurozona y Japón comenzará a compensar en gran medida la eventual normalización monetaria en EE. UU.
Andrés Pardo Amézquita ,
Gerente de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.