A través de alzas de impuestos a los más ricos y recortes en las guerras de Irak y Afganistán se busca bajar el déficir en 3 billones de dólares. "No deberíamos reducir el déficit a costa de los pobres y los trabajadores", añadió el presidente en un discurso desde los jardines de la Casa Blanca. Si no se actúa ahora, "toda la deuda caerá sobre los hombros de nuestros hijos", subrayó.
Según el Plan, unos 800 mil millones de dólares serían ahorrados dejando expirar una deducción de impuestos que se aprobó en la era del ex presidente George W. Bush y que beneficia a familias cuyo ingreso anual supera los 250.000 mil dólares. Esta deducción está vigente hasta diciembre de este año pero debe ser renovada por el Congreso.
Obama anunció que una parte importante del reequilibrio provendrá de una mayor presión fiscal sobre las rentas más altas y de la aplicación de un principio muy simple: "que la secretaria del señor Warren Buffett no pague más impuestos que el señor Buffett", en alusión al poseedor de una de las mayores fortunas del país, quien ha reconocido que paga menos que su colaboradora.
Otros 700.000 millones saldrían de eliminar o recortar otro tipo de deducciones de impuestos que pueden hacer los más acaudalados.
El presidente negó que su intención de subir los impuestos a los más ricos, mediante la introducción de un impuesto mínimo para las rentas de los multimillonarios, equivalga a una "lucha de clases", como han afirmado algunos dirigentes del partido republicano. Es sólo "matemáticas", replicó Obama.
Así mismo, el presidente propondrá elevar los impuestos a personas que ganan más de un millón de dólares anuales. Por lo general, los millonarios del país obtienen la mayoría de sus dividendos a través de inversiones cuyo impuesto actual es del 15 por ciento, vs. el 35 por ciento que se paga por los ingresos obtenidos a través de un sueldo. El plan de Obama no específica cual será la tasa de aumento al impuesto por inversión, una decisión que quedaría en manos del Congreso.
A esto se le ha llamado la “regla Buffet”, en honor al multimillonario Warren Buffet. Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta ha dicho en el pasado que el código de impuestos del país en el país es muy injusto pues personas como él, que representan solo el 0.3 por ciento de la población, pagan muchos menos impuestos que las familias de clase media y baja.
Así mismo, el plan contempla unos 350 mil millones en recortes que saldrían de programas federales como Medicare y Medicaid y que brindan cubrimiento en salud a los jubilados, menores y discapacitados. Los recortes solo se iniciarían en el 2017 y provendrían básicamente de ajustes para volver más eficientes los programas y evitar el sobre pago por los servicios ofrecidos.
Los 3 billones de dólares se ahorrarían en un período de 10 años y serían adicionales a los 1.5 billones en recortes al gasto que ambos partidos aprobaron hace poco más de un mes. Según ese pacto, un comité especial bipartidista tiene hasta finales de noviembre para identificar y definir los programas que serían recortados o eliminados.-Si no hay acuerdo, lo cual es muy probable dado el polarizado ambiente que se respira en Washington, el recorte al gasto sería automático: mitad saldrá de recortes en defensa y la otra mitad en iniciativas de corte social.
Sumados, los 3 billones propuestos por Obama y los 1.5 billones aprobados ya por el Congreso alcanzarían la cifra sugerida por las calificadoras de riesgo como remido para poner en cintura el déficit fiscal. Standard and Poors, rebajó la calificación de la deuda de EE.UU. a finales del verano pues a su juicio, eso 1.5 millones no eran suficientes para sacar al país de la crisis.
El plan de Obama, por supuesto, cayó muy bien entre los demócratas pero pésimo entre los republicanos. Para estos, elevar los impuestos a los más ricos solo reducirá la inversión e impactaría en consecuencia el mercado laboral.
Dado su control en la Cámara de Representantes, es poco probable que el plan de Obama llegue a buen puerto y de allí que muchos lo estén criticando como una medida política y con fines electorales.
“Lanzar una “Guerra de clases” –con impuestos a los más ricos- es muy Buena estrategia política pero podrido en términos económicos. Solo añadirá más inestabilidad al sistema y castigará la generación de trabajo”, dijo Paul Ryan, el republicano que opera como presidente de la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Representantes.
SERGIO GÓMEZ MASERI / Corresponsal de EL TIEMPO / Washington
Con información de Agencias