El aumento de los precios luego de la devaluación de 46,5 por ciento anunciada por el gobierno venezolano el 8 de febrero comenzó antes de esa fecha, y seguirá, aunque gradualmente. La gente lo sabe, por lo que compran todo lo que pueden ahora.
Muchos alimentos han visto aumentos hasta de 50 por ciento en las últimas dos semanas, como los huevos, los embutidos, los pescados, y según una vendedora del mercado de Chacao (Caracas) ya viene la subida de los quesos. “El blanco está a 90 (bolívares el kilo, unos 14 dólares a la nueva tasa oficial de 6,30 bolívares por dólar), pero ya nos dijeron que la semana que viene vendrá a 110”.
“Los precios aumentaron antes porque ya había una devaluación encubierta con el aumento del precio del dólar paralelo, que es el que se toma en cuenta para fijar los precios, pues es el valor en el mercado real, no controlado por el gobierno”, explica el director de la firma Econométrica, Ángel García Banchs.
Pero la sensación de empobrecimiento del venezolano común depende de su ingreso real, y García Banchs señala los altibajos que atravesará el país este año. “Vienen dos meses muy duros, al menos hasta mayo, cuando el gobierno suele decretar un aumento salarial general de 20 por ciento. Eso aliviará de momento la presión, pero es insuficiente ante el tamaño de la devaluación”, prosigue García.
A su juicio, la inflación del 2013 cerrará cerca del 30 por ciento, y él estima que para fin de año el venezolano habrá perdido 8 por ciento de su poder de compra.
Pero estos números no dicen mucho al común de la gente, que tiene que salir cada día a buscar la comida. “¿Qué voy a hacer si la leche está a 15 o a 50? Tendré que subir el precio de mi trabajo para poder comprarla”, dice con pasmosa lógica matemática Carmen Revenga, una doméstica colombiana que vive en Venezuela hace 20 años.
Valentina Lares Martiz
Corresponsal de EL TIEMPO