Mire por donde se mire, el futuro inmediato de la economía mexicana no parece nada halagador, ante las amenazas del futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de renegociar el tratado de libre comercio conjunto con ese país y Canada (Nafta), construir un muro fronterizo, presionar para que salgan las manufacturas del país y la posibilidad de bloquear o poner impuestos a las remesas que envían los mexicanos desde territorio estadounidense.
Tal incertidumbre ha ocasionado que los organismos internacionales como la Cepal, el FMI, el BM y hasta la ONU rebajen la previsión de crecimiento del país para este año en medio punto porcentual, con una cifra promedio de 1,7 por ciento.
Mientras tanto, el peso mexicano se ha desplomado a niveles históricos de 22 unidades por dólar tras caer 25 por ciento el año pasado y 4,85 por ciento en 2017.
El twitter de Trump, como una pistola en la cabeza de la economía mexicana, ha ocasionado también que las automotrices como Ford, Fiat Chrysler, Toyota y este martes General Motors, hayan decidido desinventir en el país latinoamericano para hacerlo en Estados Unidos.
México parece ser el chivo expiatorio de Trump de los males de la globalización y del desempleo en la primera economía mundial, “y es injusto porque México lo único que hizo fue entrar en la cadena de la globalización que impulsó Estados Unidos en los año 90 siendo un aliado en todos los sentidos”, asegura Peter Scheter, director del centro Adrienne Arsht para América Latina del Atlantic Council de Estados Unidos.
Y debido a esa confianza en su vecino del norte, la economía mexicana con sus maquilas, no diversificó sus mercados, el 80 por ciento de las exportaciones manufactureras del país van a Estados Unidos mientras que casi el 50 por ciento de la inversión extranjera directa proviene de allí.
Leo Zuckermann, economista mexicano, asegura que en cierta medida, “los mexicanos tenemos la culpa por habernos vuelto tan dependientes de Estados Unidos. No diversificamos mercados. Hoy estamos pagando las consecuencias”.
Alejandro Aurrecoechea, director asociado de Control Risks en México, aseguró a Portafolio que nadie pensaba que iba a ganar Trump, pero también se creía que las palabras incendiarias del presidente electo estadounidense eran solo retórica de la campaña presidencial, para sorprenderse que siguió el mismo tono durante su periodo poselectoral.
Y lo peor parece ser que las autoridades mexicanas no tienen ni el poder ni un plan A, ni B para responderle con hechos a la agresiva campaña de Trump.
LA ESTRATEGIA MEXICANA
El secretario de economía del país, Ildefonso Guajardo, aseguró que si Trump impone un impuesto en la frontera, México ya está preparado para responder “inmediatamente” y “neutralizar el impacto” con sus propias medidas tributarias, sin especificar cuales.
Mientras que el presidente mexicano Enrique Peña Nieto sostuvo hace un par de días que rechazaba cualquier intento de influir en las decisiones de las empresas con base en el miedo y las amenazas y que esperará las medidas de Trump para responderle.
Agregó que como método de negociación México buscará un acuerdo integral, el cual no solo incluye el aspecto comercial sino la inmigración, seguridad y la lucha contra las drogas, entre otros, “todo lo que define nuestra relación bilateral”, aseguró, como una forma de tener elementos de poder a su favor.
Para Aurrecoechea, lo peor es que la negociación del TLC -modernización la denomina el gobierno mexicano-, puede demorar años, lo que generaría incertidumbre para la inversión extranjera en el país.
El presidente mexicano enfatizó que su país no “pagará por el muro de cualquier forma”, como lo aseguró Trump, sino que ofrecerá reforzar sus fronteras para el paso de inmigrantes, pero al mismo tiempo le exigirá al gobierno estadounidense que controlé el paso de armas que alimenta la violencia en México.
Respecto al comercio, Peña Nieto sostuvo que su país buscará diversificarlo con Asia, la Unión Europea y América Latina, principalmente con Brasil y Argentina, en una estrategia que solo surtirá efecto a mediano y largo plazo.
EL AS DE TRUMP
Aunque el gobierno mexicano ha reiterado una y otra vez que no pagará por la construcción del muro que Trump piensa seguir levantando en la línea limítrofe (ya un tercio lo tiene), el presidente estadounidense puede echar mano de las remesas que envían los mexicanos interfiriéndolas por completo o poniéndole impuestos.
Esto sería un duro golpe para México, cuarto país a nivel mundial en cuanto al dinero recibido por ese concepto y su segunda fuente de divisas después de las exportaciones automotrices.
En los primeros once meses de 2016 las remesas crecieron 9,04 por ciento respecto al año anterior (24.626 millones de dólares), la mayor alza anual en una década.
LA TAREA DEL BANXICO
Para tratar de contrarrestar la volatilidad del tipo de cambio, desde el año pasado, el Banco de México (Banxico) ha aumentado en seis ocasiones la tasa de interés de referencia hasta 5,75 por ciento. Además ha utilizado la subasta de dólares, el 5 y 6 de enero pasado, al vender 2,000 millones de dólares en el mercado, que según los analistas fue un esfuerzo perdido.
Así mismo, puede usar los swaps de tasas de interés. Con el riesgo de que “pasa por alto que si la moneda continúa depreciándose, el Banco Central tendría una pérdida en el swap”, dijo Adam Collins, economista de América Latina de la firma británica Capital Economics.
Pedro Vargas Núñez
Subeditor Portafolio
Internacional
17 ene 2017 - 10:02 p. m.
México: ni tan lindo ni tan querido para Trump
La economía del país latinoamericano es la que más ha sufrido hasta el momento por los anuncios del presidente electo de Estados Unidos.
POR:
Portafolio
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
Destacados
Más Portales