El debate se calentó cuando Obama acusó repetidas veces a Romney de no estar diciendo la verdad en lo referente a la caída de la producción nacional de petróleo, que el presidente dijo que está a su nivel más alto de los últimos 16 años.
Romney aseguró que "en el último año la producción de petróleo en terrenos federales ha caído un 14 por ciento", un dato que se ajusta a las cifras de la Administración de Energía (EIA), pero que según los expertos no es preciso, ya que es más correcto echar mano de datos a tres años, y entre 2008 y 2011 la producción subió un 12 por ciento.
Sobre la economía, ambos políticos se ciñeron a argumentos que han repetido durante toda la campaña para defender un nuevo modelo fiscal y de gasto, aunque en varios momentos se utilizaron números confusos o incompletos.
Romney se refirió a un informe de un centro de estudios conservador y aseguró que el plan impositivo de Obama aumentará los impuestos a la clase media en 4.000 dólares por familia, aunque el republicano no mencionó que esa proyección se refería a una posibilidad de pagar la deuda nacional con subida de impuestos que la Casa Blanca no contempla.
El presidente también jugo a la omisión en los datos, como cuando dijo que el plan fiscal para empresas de Romney contribuiría a crear 800.000 trabajos en el extranjero, según un estudio, aunque olvidó mencionar que ese informe recordaba que esos empleos no tenían por qué costar puestos de trabajo en EE.UU.
En inmigración, Romney atacó la promesa incumplida de Obama de conseguir una reforma migratoria, aunque el presidente aseguró que si es reelegido perseguirá un nuevo modelo migratorio, que sugirió que no pudo aprobar en su mandato que ahora termina por falta de cooperación de la bancada republicana en el Congreso.
Obama contraatacó a Romney asegurando que el exgobernador de Massachusetts ve en la dura ley migratoria de Arizona "un modelo para todo el país", algo que no es del todo correcto.
Romney pidió tiempo de réplica y puntualizó que él solo se ha referido a una parte específica de esa ley, el programa llamado "E-Verify".
E-Verify es un sistema que permite que los empresarios puedan determinar, por internet, si sus empleados tienen derecho a trabajar en los Estados Unidos.
Es cierto que Romney solamente ha dicho que es un modelo para el país el uso en Arizona de ese sistema electrónico de verificación de la situación migratoria en nuevos contratados.
Romney se ha mostrado favorable a la discriminatoria ley de Arizona, pero solo en ese estado y no ha dicho que sea extrapolable a todo el país. Uno de los más intensos cruces de acusaciones entre Romney y Obama durante el debate fue cuando el republicano dijo que, tras el ataque al consulado estadounidense en Bengasi (Libia), en el que falleció el embajador Chris Stevens, el presidente tardó días en referirse a él como un "acto de terror".
Obama replicó que lo había calificado como tal al día siguiente del hecho, cuando intervino desde la Rosaleda de la Casa Blanca para condenar el ataque.
Romney le instó a que dijera si eso era cierto y Obama le contestó: "Consiga la transcripción".
La moderadora del debate intervino para confirmar que sí era cierto lo que Obama decía. Pero también es verdad, según reconocen todos los comentaristas, que varios altos funcionarios, como la embajadora estadounidense ante la ONU, fueron más ambiguos durante días a la hora de referirse al ataque, que vincularon en un principio a las "protestas espontáneas" en el mundo musulmán por un vídeo que hacía mofa del islám.
EFE