La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este jueves poner fin al almacenamiento masivo de datos telefónicos por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Esta se considera como la primera gran consecuencia legislativa de las filtraciones de Edward Snowden.
Con una mayoría de 303 votos frente a 121, la cámara baja dio luz verde a un proyecto de ley que prohíbe a la NSA almacenar por su cuenta miles de millones de metadatos telefónicos, incluidos los de la práctica totalidad de las conexiones telefónicas de los estadounidenses. Ahora, deberán ser las compañías telefónicas las que mantengan esa información, que se limita a número de teléfono, duración de la llamada o localización, durante 18 meses. La NSA tendrá acceso a los mismos solo con una autorización judicial en la que provea detalles de la razón específica por la que se desean rastrear comunicaciones y para investigar planes terroristas orquestados desde el extranjero.
En el pasado, la mayor agencia de espionaje electrónico de EE. UU. podía pedir autorización para hacer acopio de estas conexiones y almacenarlas en su propia base de datos durante años, para análisis de inteligencia que en ocasiones excedían la justificación que motivó la orden judicial inicial.
La ley, bautizada como Freedom Act, es una enmienda a la polémica Patriot Act, creada tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 para ampliar a un nivel sin precedentes el alcance del espionaje de la NSA, saltándose ciertas salvaguardas para proteger la privacidad de los estadounidenses consagrada en la Constitución.
Las filtraciones de Snowden, exanalista de la contratista de la NSA Booz Allen Hamilton, expusieron los detalles de la acumulación masiva de conexiones telefónicas y el espionaje en las comunicaciones en internet y llevaron al presidente estadounidense, Barack Obama a actuar.
Obama propuso en enero poner en manos de las empresas de telecomunicaciones los datos telefónicos y pidió al Congreso legislar sobre este punto, el que más claramente podría ser considerado una violación de la Constitución estadounidense.
Tras la aprobación por la Cámara, de mayoría republicana, la Freedom Act debe pasar al Senado, de predominio demócrata, y no habría problema para que pase a Obama y se convierta en la primera consecuencia tangible de la filtración de Snowden.
Agencias