Los mercados mexicanos van a empeorar antes de mejorar. Es la conclusión de analistas e inversores que han observado la pérdida de valor del peso y la caída de las acciones en tanto crece la convicción de que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador ganará la elección presidencial del domingo.
Dicen que los activos mexicanos experimentarán un período accidentado entre la elección y la asunción del 1 de diciembre, pero que ese nerviosismo debería ceder y podría darse una recuperación una vez que López Obrador asuma y se abstenga de implementar políticas extremas.
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Ya existe una aceptación generalizada de que el populista alborotador ganará la votación después de persuadir a los votantes de que es el mejor posicionado para combatir la corrupción. Esto ha generado en los inversores un monto no menor de temor y aflicción porque prevén que se implementarán políticas que desalentarán las inversiones extranjeras en el sector energético y harán estallar el déficit presupuestario. Los pronósticos más pesimistas consideran que el peso se depreciará no menos de 27 por ciento para fin de año.
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Sin embargo, algunos de esos mismos pesimistas también dicen que López Obrador -a quien se conoce popularmente como Amlo- no quiere una crisis financiera en los primeros días de su gobierno y probablemente adopte un enfoque moderado a la hora de gobernar. Ya ha planteado la idea de contratar asesores económicos proclives a apoyar políticas convencionales y se ha reunido en forma discreta con banqueros y ejecutivos de empresa para garantizarles que no tienen motivos para preocuparse.
“Lo desconocido es siempre fuente de miedo y preocupación”, dijo Miguel Sosa, socio fundador de Premia Global Advisors, con sede en Coral Gables, Florida, que tiene a su cargo US$210 millones, de los cuales una quinta parte es propiedad de familias mexicanas. Los inversores, dijo, no estaban tan nerviosos desde la elección de Vicente Fox en 2000, quien rompió con 71 años de régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
La reacción más probable en las semanas y los meses posteriores a la elección será negativa. Alvise Marino, estratega cambiario de Credit Suisse Group AG, dice que el banco central eventualmente podría tener que sostener el peso si el partido Morena de López Obrador obtiene una mayoría de dos tercios en el Congreso. Michael Roche, estratega de renta fija en Seaport Global Holdings, sostiene que la mayoría parlamentaria y victorias significativas en los estados afectarían negativamente al mercado y recomienda prudencia. Omar Zeolla, analista de Oppenheimer, opina que los bonos de empresas podrían experimentar una volatilidad considerable inmediatamente después de la elección.
Pese a una recuperación del pasado jueves, el peso se depreció 7,8 por ciento este trimestre a alrededor de 19,7 por dólar, uno de los peores desempeños entre las grandes monedas. Los operadores de opciones calculan fluctuaciones significativas en el período inmediatamente posterior a la elección, pero consideran que la moneda terminará julio sin demasiados cambios respecto de donde empezó.
El temor de ciertos analistas es que, al tener mayoría parlamentaria, López Obrador lleve adelante algunas de sus políticas más extremas sin oposición. Entre sus propuestas figuran frenar un proyecto aeroportuario de US$13.000, dar un paso atrás en la histórica apertura del sector energético e implementar un programa fiscal expansivo que, según dice, puede pagarse eliminando el despilfarro y el fraude.