La cuestión agraria en Brasil causó este martes las primeras discordias en el nuevo gabinete de la presidenta Dilma Rousseff, con un fuerte cruce de declaraciones entre dos ministros sobre la existencia de latifundios en el vasto campo del país.
Para su segundo mandato, que comenzó este 1 de enero, Rousseff incluyó entre sus 39 ministros a representantes de todas las fuerzas políticas que apoyaron su reelección, que configuran un variopinto paraguas ideológico bajo el cual se cobijan la izquierda, el centro y la derecha. Apenas seis días después del inicio del segundo Gobierno de la mandataria, las dificultades que muchos analistas previeron en esa diversidad política del nuevo gabinete se empezaron a manifestar en el estratégico sector agrícola. La polémica la estableció la nueva titular de Agricultura, Katia Abreu, ganadera, senadora del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centroderecha) y hasta ahora presidenta de la patronal que agrupa a los grandes empresarios del campo, quien este lunes negó que existan latifundios en el país.
“Los latifundios no existen más”, por lo que la reforma agraria no debe ser “masiva”, sino centrarse en campesinos con “vocación” de trabajo, a los que, además de tierras, se les deben garantizar asentamientos “de calidad” y con la “estructura” necesaria, declaró Abreu al diario Folha de Sao Paulo.
Esa opinión fue rebatida por el nuevo ministro de Desarrollo Agrario, Patrus Ananias, un histórico dirigente del Partido de los Trabajadores (PT, de Rousseff), quien ayer asumió formalmente su cargo arropado por representantes de movimientos sociales opuestos al nombramiento de Abreu en Agricultura. Ananias, cuya cartera es responsable de la reforma agraria, dijo que en Brasil “no basta con derrumbar las cercas del latifundio” y afirmó que “es preciso derrumbar también las cercas que nos limitan a una visión individualista y excluyente del proceso social”. De acuerdo con datos oficiales, el 1 % de los grandes empresarios del campo posee casi la mitad de las tierras cultivables en Brasil y, según organizaciones sociales, como el combativo Movimiento de los Sin Tierra (MST), unos 90.000 campesinos permanecen acampados en el país a la espera de ser incluidos en planes de reforma agraria. Sin embargo, los mismos movimientos sociales calculan que, en realidad, la lista de personas que pudiera beneficiarse de la reforma agraria asciende a unos cinco millones, que en su mayoría han emigrado del campo hacia las periferias de las grandes ciudades.
Según Ananias, “ignorar la existencia de las desigualdades y de la injusticia (en el campo) es una forma de perpetuarlas”.
EL PRIMER DÉFICIT COMERCIAL ANUAL EN 14 AÑOS
Brasil registró en el 2014 su primer déficit comercial anual en 14 años, al desacelerarse el crecimiento de la economía en medio de una caída de los precios del mineral de hierro, la soja y otras materias primas clave que exporta el país, mostraron datos del Gobierno.
El déficit comercial en el 2014 fue de 3.930 millones de dólares, el mayor saldo negativo desde 1998, dijo el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil. El déficit es un serio desafío para la presidenta Dilma Rousseff y su nuevo equipo económico, tras comenzar su segundo mandato el pasado 1 de enero. Ese deterioro de la balanza comercial debilitó la moneda local, el real.
EFE